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Es habitual que en los procesos de selección profesional que sean llevados a cabo por los departamentos de RRHH de la propia empresa o por consultorías externas, los responsables de selección evalúen a los aspirantes atendiendo tanto a las habilidades duras –más conocidas como hard skills– como a las blandas –soft skills–. Las primeras tienen que ver con la formación técnica y con la experiencia, las segundas tienen que ver con la personalidad del individuo y, en definitiva, con todo aquello que tenga que ver con su comportamiento personal en la interacción con el personal del entorno laboral. Hard skills Para poder definir las aptitudes de los profesionales o las habilidades técnicas que se deben reunir para desempeñar un puesto de trabajo de forma óptima, será necesario leer el citado puesto de trabajo.

Una lectura que se deberá hacer no solo mirando el puesto con la lupa de la tecnología actual, sino también con la brújula que nos señale la dirección hacia la que van los nuevos requisitos técnicos del futuro mapa tecnológico. Una vez definidas las competencias para dicho desempeño, los responsables de selección evalúan a los aspirantes comparando las competencias técnicas requeridas con las aptitudes reunidas por estos. Siempre a la espera de completar la evaluación una vez se haya realizado la valoración de las soft skills.

Soft skills o ‘la carta a los Reyes Magos’ No son pocos los directivos y gerentes de empresa que a la hora de referirse a ellas lo hacen de una forma informal como hacer la carta a los Reyes, dando a entender que el listado de las citadas soft skills es una lista de deseos, casi utópica, en la que enumeran las competencias de un profesional casi perfecto, que puntúe alto en inteligencia emocional, capacidad de adaptación a la empresa, empatía, liderazgo, creatividad, resiliencia, proactividad y así en un largo etcétera. Sin preguntarse, por su parte, cuáles son las fortalezas que a su vez puede ofrecer la empresa, ya que, la fuerza de atracción que provocará que haya candidatos que reúnan esas competencias personales y que postulen su interés por el puesto tendrá mucho que ver con el grado en que estos perciban que la empresa puede ofrecerles la posibilidad de desarrollo de las mismas dentro de su entorno laboral. Las empresas más atractivas En un mercado laboral en el que la demanda de profesionales cualificados es superior a la oferta, la selección de profesionales que cumplan con unos determinados requisitos, tal y como apuntábamos, viene condicionada por la valoración que hacen los profesionales dispuestos a cambiar sobre las empresas o, dicho de otra forma, en función de lo atractivas que estas sean.

Las variables que dan como resultante el grado de atracción las podemos clasificar en 3 grupos: generales (sector, población, etc.), condiciones laborales (horario, salario, proyecto, etc.) y las relacionadas con los valores y cultura de la empresa (rotación, ambiente de trabajo, conciliación y flexibilidad laboral). Ahora que estamos celebrando las tradicionales fiestas navideñas, vemos que, en el mercado laboral, algunas tradiciones como la de buscar empresas que ofrezcan la máxima seguridad no parecen puntuar ya entre los profesionales que buscan un nuevo empleo. Así pues, y aunque haya tradiciones que desaparezcan en el mercado laboral, que en lo respectivo a estas fiestas navideñas se mantengan los mejores deseos de salud y paz para todos.

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