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Michael Carrera, durante el partido de ayer en Palencia.

Michael Carrera, durante el partido de ayer en Palencia.AREA11

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Partamos de la base que juzgar cualquier cosa siempre es muy complicado. Lo es para un juez que ha de dictaminar la culpabilidad o no de una persona, lo es para un examinador, que ha de juzgar la capacidad de un aspirante, y también lo es para un árbitro que ha de decidir en segundos si una jugada merece o no castigo. El arbitraje que esta temporada está “sufriendo” la Liga LEB Oro, la segunda más importante de España y probablemente la cuarta o quinta de Europa, es decepcionante, y en algunos casos roza lo demencial.

Y no nos referimos a su nivel técnico, que en ocasiones también es manifiestamente mejorable. Nos referimos a su actitud en la pista. Provocaciones, malos modos, prepotencia, son algunas de las actitudes que esta temporada vemos con demasiada frecuencia.

La facilidad para señalar técnicas por las más mínimas protestas, las amenazas hacia algunos jugadores y técnicos, las diferencias de criterio a la hora de tomar decisiones son actitudes que vemos con asiduidad. Y en esta situación cabe preguntarse ¿quién sanciona a los árbitros? Nunca se da publicidad a una sanción para los colegiados suponiendo, que es mucho suponer, que las haya.Y, al margen de la cuestión arbitral, la mejor noticia para el Força Lleida ha llegado con la decisión de Michael Carrera de continuar en el club hasta final de temporada. El mejor jugador de la LEB Oro ha decidido ignorar los “cantos de sirena” que llegaban desde Fuenlabrada y no jugar, al menos por el momento, en la ACB, renunciando también a un contrato que le hubiera reportado más ingresos que los que recibirá en Lleida.

Gestos como el de Carrera hacen pensar que todavía quedan personas, por desgracia pocas, que saben cumplir los compromisos que contraen.

Michael Carrera, durante el partido de ayer en Palencia.

Michael Carrera, durante el partido de ayer en Palencia.AREA11

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