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«Tuve que viajar cuatro veces a Barcelona para abortar»

Mónica. 27 años. Lleida

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Mónica (nombre ficticio) es una de las leridanas que tuvieron que desplazarse a otra provincia para interrumpir su embarazo. Tenía 24 años cuando descubrió que estaba embarazada de cuatro semanas. “Fui a un centro privado a través de una mutua y allí me confirmaron que estaba embarazada. Sabía que quería abortar pero no conocía el protocolo ni las opciones que tenía. En el servicio de atención al paciente de la clínica me hablaron del aborto con medicación, aunque me dijeron que en Lleida no se practicaba y que tendría que ir a Zaragoza o Barcelona”.

Se da la circunstancia de que tanto el hospital Arnau de Vilanova de Lleida como los centros de atención primaria (CAP) de Mollerussa, Balaguer y Tàrrega sí están autorizados por el departamento de Salud para practicar interrupciones voluntarias del embarazo de forma farmacológica (hasta las nueve semanas de gestación), aunque la objeción de conciencia de los facultativos imposibilita en algunos casos este proceso.

El siguiente paso que dio Mónica fue coger un tren en dirección a la Ciudad Condal, donde residía su pareja. “En aquel momento pensamos que la opción más rápida era una clínica privada pero no sabíamos a cuál acudir”, explica esta mujer, mientras destaca que “cuando quieres abortar el tiempo corre demasiado rápido y cada semana que pasa te genera más ansiedad”.

Hasta cuatro viajes tuvo que hacer desde Lleida a Barcelona para completar el proceso, que habitualmente consiste en la ingesta de medicamentos abortivos e incluye varias visitas de seguimiento. Aunque destaca que su entorno más cercano respetó su decisión y estuvo siempre a su lado, Mónica asegura que todavía hay un gran estigma asociado a la interrupción de la gestación e incluso se sintió juzgada por la primera ginecóloga que la atendió cuando le comentó que quería abortar. “Es un momento muy duro y no es una decisión que tomas con gusto pero, como suele pasar siempre, falta empatía. Buena parte de la sociedad juzga el aborto sin haber pasado por esa situación ni saber lo que se siente”.

Más allá del debate de la interrupción voluntaria del embarazo, un derecho que la ley respalda hasta las catorce semanas de gestación sin necesidad de dar ninguna explicación, esta mujer pone el foco en la desinformación. “Todavía hay un gran desconocimiento de los métodos anticonceptivos. La educación sexual es una asignatura pendiente que no solo se debería abordar en los centros educativos, también en casa, donde sigue siendo un tema tabú. Más allá de los métodos para evitar los embarazos no deseados, las jóvenes deberían conocer qué opciones tienen para abortar y dónde tienen que acudir”. Según un estudio llevado a cabo en 2016 por la Asociación de Planificación Familiar de Catalunya y Baleares (APFCIB), más del 80% de las mujeres no saben que abortar es gratuito y la mitad de las que tienen menos de 30 años desconocen que pueden abortar por decisión propia.

Actualmente, el ministerio de Igualdad ha comenzado los trabajos para derogar la reforma de la ley de interrupción del embarazo de 2015 que aprobó el Gobierno del PP, lo que permitirá que las menores de entre 16 y 18 años puedan abortar sin contar con el permiso de sus padres.

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