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ENTREVISTA TECNOLOGÍAS

Jorge Flores: «Los menores están ahora más expuestos a los delitos en la red»

El fundador y director de la entidad social Pantallas Amigas aborda los 'peligros' en la red y da algunos consejos sobre un uso digital responsable

«Los menores están ahora más expuestos a los delitos en la red»

«Los menores están ahora más expuestos a los delitos en la red»MAITE MONNÉ

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Pantallas Amigas trabaja para un uso seguro y saludable de internet y otras TIC. ¿Cómo ha evolucionado el proyecto desde su creación en 2004, cuando el contexto era totalmente diferente?

Pantallas Amigas surgió de forma casual, haciendo una página web educativa destinada a escolares. En aquella época ya había una tecnología que permitía usar gráficos de forma fluida en el aula. Pusimos una sección de chat sin ser conscientes de que podía utilizarse mal. Fue entonces cuando vimos algunas cosas que no nos gustaban y empezamos a descubrir cómo podía afectar internet a los menores. Vimos todo lo que estaba ocurriendo en países donde la penetración de internet era mucho más potente, como Canadá, Reino Unido y EEUU, y los problemas que ya estaban abordando. En España había muy poco hecho en esta materia y no nos gustaba, así que decidimos poner en marcha nuestro proyecto. En aquellos años los problemas eran otros y la sensibilidad muy diferente. En un inicio preocupaba más el acceso a contenidos inadecuados por parte de los menores y también cuestiones relacionadas con la pornografía infantil.

Sin embargo, ya en 2006 vimos que el riesgo más relevante era el ciberbullying porque es difícil de parar, tiene mucha prevalencia en los centros educativos y tiene consecuencias muy graves. Al principio nos pensábamos que nos teníamos que dedicar a proteger a los menores de un uso inadecuado de internet. Diecisiete años después, nuestro lema lo podríamos resumir en educación, ciudadanía y bienestar digital.

¿Cuál es ahora el principal reto?

A parte de que pueden aparecer patologías asociadas al abuso de las redes, ahora tenemos internet a un precio económico, de mejor calidad y accesible en el móvil. Esto genera un abanico de posibilidades tremendo. Por ejemplo, podemos subir un vídeo en directo sin ningún filtro ni moderación, y tener audiencia. La vida en directo y desde el móvil supone un reto muy importante.

¿Los menores están más expuestos a delitos cibernéticos?

Sí, porque tienen acceso a internet desde una edad más temprana y no están proporcionalmente acompañados. Y también son susceptibles de cometer delitos a través de internet. En esos casos están en el lado de los que hacen daño, pero muchas veces también son víctimas de la ignorancia o de la imprudencia de tener en sus manos una herramienta que quizá no deberían tener. Desde ese punto de vista, son víctimas aún cuando están siendo actores de las agresiones.

¿Y a qué edad considera que un menor debe tener su primer móvil?

Cuando los padres estén preparados y dispuestos a dedicar el tiempo necesario para acompañar debidamente. Los problemas vienen cuando el acceso a internet llega desacompasado y sin ningún tipo de tutela. Por eso, nuestra apuesta viene siendo acompañar desde edades tempranas. Por desgracia, no todos los padres dedican el tiempo suficiente a esta cuestión. También hay una parte de competencias, pero hoy por hoy hay recursos suficientes para poder informarse de lo necesario para poder acompañar.

¿Cómo tiene que ser este acompañamiento?

Primero debe ser un acompañamiento gradual, no se trata de una cuestión de todo o nada. Si estamos presente y compartimos las primeras experiencias digitales generaremos seguridad y confianza, que es lo más importante. La clave está en que, si a nuestros hijos les llega a pasar cualquier problema en la red, tengan la suficiente confianza para pedirnos ayuda. Y eso solo se consigue con acompañamiento y complicidad. En cuanto a las herramientas de control parental, creo que es una ayuda que va perdiendo efectividad según la edad y en ningún caso tienen que ser nuestro único recurso de ‘protección’. También es fundamental educar con el ejemplo, cosa que hasta ahora no estamos haciendo nada bien, pues usamos el móvil a deshoras y de forma excesiva. Y hay que tratar de inculcar una aproximación crítica a las tecnologías, los servicios que consumimos y las personas, cosa que es muy útil para evitar cierto tipo de problemas en la red.

Además del acceso a contenidos nocivos y la falta de privacidad, comentaba que uno de los problemas más importantes es el ciberbullying.

Sí. Hemos notado que el ciberbullying ha evolucionado y, según los últimos estudios, ya hay entorno a un 7% de casos en secundaria, muy equiparable a otros países de Europa. También advertimos que ha descendido en la edad, pues los niños tienen móvil, están en redes y en juegos online cada vez más pronto. Y hay mucha más variedad en la forma de ejecutarlo.

¿Cuáles han sido las consecuencias de la pandemia en el uso de internet?

Desde mi punto de vista, lo peor de la pandemia es que se han adquirido unos hábitos de sobreuso que, por haberse sostenido durante mucho tiempo, se han acomodado. Otra ‘secuela’ es que, al estar mucho tiempo online, en ocasiones nos hemos introducido en nuevas prácticas que no siempre son positivas. El uso del Chatroulette y otras plataformas de este tipo ha aumentado y ha dado bastantes disgustos.

¿Qué papel deberían tener las instituciones en esta educación digital?

En su día las instituciones se encargaron de poner internet en todas las casas pero realmente no se preocuparon de educar a la ciudadanía sobre cómo usarlo. Ahora los pasos en esta línea están siendo importantes y ya empezados a ver la luz. Aún así, creo que es una cuestión de confluencia entre las entidades privadas, la administración pública y las entidades sociales como pueden ser la nuestra. Porque quizá el tercer sector somos los que más cerca estamos de la ciudadanía, las administraciones a veces se quedan un poco lejos con grandes estudios y toda la burocracia que eso significa, y a las empresas, aún en su ámbito de responsabilidad social, siempre hay que exigirles un poco más. Todos tenemos que remar hacia al mismo lado para llegar a las familias y a los niños, pues a veces son ellos mismos quienes se preocupan de informarse.

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