Montse Rovira, vecina de la Seu d'Urgell: «Acostumbro a pasarlo en la Seu, pero este año viajo a Australia»

Rovira, con su hija, Georgina, en el aeropuerto.
Montse Rovira es vecina de La Seu y este año pasará las Navidades de manera muy diferente a lo habitual. Cuenta que habitualmente las pasaba entre amigos y familia en el Alt Urgell, cenando en casa y celebrándolo en alguna sala de fiestas, o, como mucho, pasándolo por el sur de Francia, donde organizan muchas fiestas al aire libre. Pero este Fin de Año “va a ser extraordinario”, reconoce. Rovira es madre de dos hijos y uno de ellos, Georgina, lleva dos años viviendo en Australia, en Brisbane, la capital del estado de Queensland. “Es la primera vez que viajo hasta allí y sé que va a ser muy especial”, reconoce. “A parte de la magia de lo que significa el poder pasar un fin de año con mi hija, entraremos al nuevo año 2026 nueve horas antes que en España, seremos de los primeros en celebrarlo”, cuenta emocionada. “Nosotros estaremos brindando y para el resto de mi familia todavía serán las 3 de la tarde”, hora catalana, ríe.
Rovira compró el billete hace más de tres meses. El Fin de Año será extraordinario, pero el gasto para hacerlo posible también, explica. El billete de ida y vuelta le ha costado 2.500 euros. Allí pasará la noche con su hija y la pareja de ésta. Prevé gastar 350 euros en el menú de los tres, en un restaurante del centro de la ciudad de cocina mediterránea y griega que incluye música con dj y fuegos artificiales.
El vuelo, de más de 20 horas, salió ayer desde Barcelona y Rovira estará en Australia 12 días, donde hará turismo junto a su hija. “Para mi significa reencontrarme con mi hija, con su vida actual, conocer su realidad del día a día y conocer la ciudad que tan bien la ha acogido”, “será una entrada de año diferente, en un marco incomparable”, “es una doble satisfacción y una doble motivación también”, concluye.
Modesto Ribes, responsable del restaurante La Masia: “Mi vida no sería igual sin la cena de Nochevieja”

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Modesto Ribes regenta uno de los pocos restaurantes que ofrece menú especial de Nochevieja en Lleida, La Masia. Y es que el 31 de diciembre es una fecha en la que este hostelero siempre ha estado sirviendo a sus clientes, pero que a pesar de ello reconoce que “mi vida no sería igual sin Nochevieja, porque es cierto que trabajas mucho y es muy duro, pero también es muy gratificante”. Ya tiene todo el comedor lleno para ese día, en el que ofrecen menú, sesión de baile con dos consumiciones y recena por 125 euros. “Ofrecemos una experiencia para poder celebrar toda la noche con nosotros y tenemos clientela que repite año tras año, pero también captamos nuevos”, señala Ribes. También ofrece comida para llevar para los que prefieren una velada más casera, mientras que considera que los macroeventos “están bien, pero no para los que son mayores de cincuenta años, creo que eso no les atrae como a los jóvenes. Yo siempre he celebrado aquí Nochevieja y lo seguiré haciendo mientras pueda”, concluye el veterano responsable de La Masia.
Noelia, Raquel, Idoia, vecinas de Lleida: «Durante años fuimos a fiestas, pero ahora preferimos hacer un viaje»

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“Durante muchos años hemos ido a macrofiestas como las de la Fonda Nastasi o la Llotja, pero últimamente nos gusta hacer algún viaje por estas fechas”. Este es el planning para Nochevieja que Ignasi y Noelia llevan haciendo desde hace un par de años y han estado en destinos muy demandados como por ejemplo Berlín, “para visitar los mercadillos de Navidad que se hacen allí y también ver cómo se vive y se celebra allí la entrada del año”. Este año, la pareja también se irá de viaje por Nochevieja, pero por cuestiones laborales lo hará más cerca, concretamente, al Pirineo oscense. Por otro lado, Idoia y José Manuel también se irán de viaje estos días por dos cuestiones: ocio y familia. “Mi familia es de Cádiz y bajaremos allí estos días para estar con ellos y recordar mi tierra, porque desde hace varios años que vivo en Lleida”, explica José Manuel.
Por su parte, Idoia recuerda que “durante casi toda mi adolescencia y juventud celebraba la Nochevieja en Lleida y salíamos o bien por los pubs de la Zona Alta o por las macrofiestas que se hacían en la zona, pero desde hace un tiempo que ya no me apetece ir a estos eventos por la aglomeración de gente que suele haber, llega un punto que es hasta agobiante”. Por su parte, Raquel sí celebrará el Año Nuevo con una fiesta, pero lo hará en casa de unas amigas. “Prefiero esta opción que estar apretada en un macroevento, así aprovechamos la oportunidad para juntarnos con amistades que hace tiempo que no nos vemos”, señala.
A pesar de que para este grupo de amigos las fiestas de Nochevieja no les seducen como antes, lo que sí aprovechan para estos días es en encontrar un día para cenar todos juntos. “Cada uno tiene su trabajo y responsabilidades y a veces nos pasamos semanas o meses sin poder quedar todos, por lo que intentamos buscar un hueco en estas fechas para vernos”.
Roger y Roger, Bellpuig: «Cenaremos en casa de un amigo con juegos de mesa»
Roger y Roger son dos jóvenes de 25 años de Bellpuig que este año han decidido organizar una Nochevieja muy diferente a las anteriores, apostando por un plan tranquilo y cercano entre amigos. “Este año, para celebrar el Fin de Año, iremos a cenar a casa de un amigo aquí mismo en Bellpuig. Será una cena ligera y después jugaremos a juegos de mesa. Todavía tenemos que decidir qué comeremos, pero organizaremos diferentes comisiones: la gente se encargará de distintas cosas, probablemente acabará siendo un tapeo con diferentes platillos”, explican. En total, serán 14 amigos los que compartirán la Nochevieja. “Hemos optado por hacerlo así precisamente porque cae en miércoles y no podíamos hacer puente. Nos encontramos con que casi todos trabajamos”.
Esta decisión marca un cambio respecto a los planes habituales del grupo, que en años anteriores habían sido más aventureros o fiesteros. “Habitualmente nos íbamos a la montaña, a casas rurales, o nos quedábamos a dormir en casa de un amigo. Este año, al ser solo un día y tener que subir y bajar, decidimos apostar por un plan más tranquilo, cerca, sin complicaciones logísticas”, añaden, subrayando la voluntad de priorizar la comodidad ante las limitaciones del calendario laboral. El grupo también ha descartado opciones más nocturnas que habían probado en el pasado. “Algunos años habíamos ido de discoteca para celebrar la Nochevieja, pero se dispara mucho el presupuesto y, en general, no hay nadie de la colla que sea muy fiestero. Y en esta ocasión, hemos apostado por este plan de hacer cuatro juegos de mesa, reír juntos y esperar las campanadas en un ambiente relajado y familiar”, concluyen.
Àlex, Dolors, Paula, Bell-lloc: «Quedarse en la Cultural o descubrir nuevos sitios»
Dolors, vecina de Bell-lloc d’Urgell, tiene clara su hoja de ruta para la noche del 31 de diciembre: celebrará el Fin de Año en la Sala Cultural, el equipamiento municipal donde el pueblo se reúne para cenar, tomar las uvas y compartir la entrada en el nuevo año sin salir a la carretera. En su caso, la elección combina tradición y prudencia: despedir el año cerca, con los suyos, sin desplazamientos innecesarios y evitando posibles complicaciones si el tiempo o la niebla no acompañan.
Prefiere quedarse en este municipio del Pla d’Urgell y repetir un plan que, según cuenta, mantienen desde que se empezaron a organizar estas celebraciones. Para ella, la Cultural ofrece seguridad, comodidad y un ambiente conocido, de saludos y reencuentros antes incluso de sentarse a la mesa, cuando ya se nota ese runrún de fiesta que va creciendo a medida que se llena la sala.
A partir de ahí, la noche se convierte en ritual: “ponerte bien guapa, maquillarte, arreglarte, ir a la peluquería”. “Todo esto es un día de glamour”, dice, reivindicando el placer de prepararse sin prisas y de hacer de los pequeños detalles un momento especial. Pero lo que más valora es el componente comunitario: en la Cultural, asegura, “lo compartes con muchos vecinos del municipio” y vives “un día de hermandad con gente de aquí”, entre conversaciones cruzadas, brindis tempranos y esa sensación de estar en un sitio donde todo el mundo se conoce.
Mientras Dolors brinda con los vecinos en la Sala Cultural, dos jóvenes también de Bell-lloc han elegido planes distintos para esta fiesta. Paula, de 24 años, dejará su municipio y se irá un par de días con su grupo de amigos a una casa rural cerca de Tremp para vivir una experiencia nueva. Y Àlex viajará a Barcelona con amigos para vivir la llegada del año nuevo en la gran ciudad, siguiendo la costumbre de cambiar de destino cada año y probar una noche diferente.