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Así se puede calmar la ansiedad por comer dulces

La fruta, la gran alternativa a los dulces industriales.

Así se puede calmar la ansiedad por comer dulces

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El ser humano está programado biológicamente para consumir alimentos que tengan un alto índice glucémico, los cuales dan mucha energía y permiten mantener las funciones vitales.

Sin embargo, el cuerpo no tiene la capacidad de distinguir entre alimentos con azúcar sano de aquellos que lo contienen en cantidades demasiado altas. Es muy frecuente recurrir a la bollería industrial, chocolate, caramelos, pasteles y otros alimentos con demasiado azúcar añadido en vez de tomar alimentos como las frutas que también tienen un importante aporte de glucosa, solo que natural.

La ingesta abusiva de azúcar hace que aumenten los niveles de dopamina en el cerebro, generando bienestar. Se genera una memoria a largo plazo que relaciona el azúcar con la gratificación, al igual que sucede con otras drogas, y la conducta se reptie. 

El azúcar es, en esencia, una sustancia que produce sobre nuestro cerebro efectos muy similares a los que hacen drogas como la cocaína, la nicotina y el alcohol. Al principio, parece que se va controlando su ingesta, pero cada vez se necesita más. 

La adicción al azúcar no es el único problema que viene acarreado al consumo de esta sustancia. Enfermedades como la diabetes, problemas cardiovasculares, sobrepeso, debilitamiento del sistema inmune son causados por él, además de que puede disminuir momentáneamente la atención y generar apatía temporal.

En muchas ocasiones, se recurre a los dulces por motivos relacionados con problemas emocionales más que por tener las ganas reales de consumir algo azucarado. Pero lejos de ayudar a hacer frente a los problemas emocionales, la ingesta abusiva de azúcar contribuye a que se den problemas psicológicos como lo es la depresión.

Otros aspectos que pueden estar detrás de que se sientan unas ganas descontroladas por consumir azúcar son el estar bajo un estricto régimen dietético, en el cual se eliminan los carbohidratos como si de veneno se tratase. También, el aburrimiento contribuye a que, por hacer algo, se vaya a la despensa a ver qué hay. 

Cómo controlar las ganas por comer dulces?

A veces, la ansiedad por comer dulces puede estar causada por simple aburrimiento o porque no se está haciendo nada más. Estas ganas de tomar algo vienen y van, independientemente de si se consume o no el tan deseado dulce. Por este motivo, una buena forma para evitar caer en la tentación es mantener la mente ocupada y, si es posible, alejados de la cocina. Algunas buenas formas para distraer la atención del ansia de tomar un pastel o una golosina son leer un libro, mirar una película, salir a caminar, pintar un cuadro...

Es muy importante saber identificar las emociones que están detrás de las ganas de comer algo que no toca. Cuando empiece a pasearse por nuestra mente la idea de comer un trozo de pastel o una chocolatina, debemos preguntarnos qué es lo que ha hecho que tengamos esa ‘necesidad’ ahora. También nos podemos preguntar si nos hemos saciado con la comida anterior. Puede ser que, debido a un problema familiar o laboral estemos más ansiosos que de costumbre, tratando de calmarnos tomando alimentos que creemos que necesitamos, aunque no sea así. Una vez identificadas estas emociones, podemos tratar de abordarlas mediante estrategias más efectivas que no comiendo dulces sin control.

El deporte, además de ayudar a que el cuerpo esté sano y a quemar calorías, reduce el peligro de los atracones de dulces. Si bien al quemar calorías se necesita reponer las energías, el estar relajado contribuye a que se tomen decisiones de forma más reflexionada, haciendo que, por ejemplo, en vez de tomar un pastelito se opte por alimentos más sanos.

Por otra parte, uno de los grandes errores que cometen muchas personas quienes quieren dejar de comer dulces de forma compulsiva es el de someterse a una estricta dieta. Esto, además de ser peligroso para la salud porque se corre el riesgo de dejar de tomar muchos nutrientes, es poco sostenible a largo plazo. Eliminando por completo los carbohidratos de la dieta hace que, al cabo de unas pocas semanas, se sea más propenso a cometer un atracón de todos los alimentos que estaban ‘prohibidos’ cuando se estaba a régimen. La mejor opción es seguir una dieta sana, equilibrada y realista, en la que todos los grupos de alimentos tengan representación.

Se recomienda hacer cinco comidas repartidas a lo largo del día. El comer más o menos cada tres horas permite controlar los impulsos por comer alimentos que no son convenientes para la salud. La clave es estar saciado por la mañana y por el mediodía. Al tenerse las reservas de energía completas es menos probable que surja la ansiedad por comer. El desayuno debe ser completo y nutritivo, con un aporte de entre 400 y 450 calorías, el cual debe incluir lácteos, hidratos como el pan integral, proteínas como el atún o el tofu y siempre debe haber como mínimo una pieza de fruta. La hora de la comida es igualmente importante. Los alimentos que se tomen a mediodía deben tener un importante aporte de fibra y proteína. Las legumbres y verduras nunca deben faltar, además de incorporar grasas saludables como el aceite de oliva o el aguacate.

Si todos los intentos por dejar de lado los dulces fallan, una buena opción es hacer una progresiva sustitución de los dulces refinados por dulces más naturales. Entendiendo por dulces naturales aquellos que no lleven azúcar añadido, debemos hablar del chocolate con más de un 85% de cacao, frutos secos, fruta deshidratada como los dátiles y orejones y, por supuesto, fruta entera. Las fresas, las manzanas, las naranjas y los plátanos son excelentes golosinas naturales que nos sacian con un importante aporte de fibra y de agua.

Para ser más consciente de la cantidad de azúcar que se está tomando, es muy recomendable leerse las etiquetas de los productos que se compran. Cosas que, aparentemente, no parece que tengan azúcar, sorprendemente lo tienen y en mucha cantidad: salsas de tomate, pan de supermercado, embutidos… Si se logra detectar el azúcar añadido de los alimentos y se opta por comprar los que no hayan sido edulcorados, además de sentirnos más sanos, tendremos una mejor relación con la comida y nos desintoxicaremos progresivamente de esta sustancia.

En muchas ocasiones las ganas de tomar algo dulce y, en general, el hambre, se confunde con sed. Si se bebe mucho del líquido elemento el estómago queda lleno y hay menos ganas de tomar comida. Es muy importante que si se decide optar por esta opción se tome solamente agua o infusiones con cierto sabor dulzón como lo son la manzanilla o la lavanda, sin necesidad de añadirle ni azúcar ni miel. Las bebidas con cafeína, como el café o el té, incrementan la ansiedad. Además, el propio sabor amargo de estas bebidas hace que se tienda a buscar algo dulce para contrarrestarlo. 

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