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Alertan del aumento de casos de la enfermedad de Lyme

Una garrapata

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En el estado español existen unos 150 casos de Lyme, una infección causada por la picadura de una garrapata, diagnosticados oficialmente, pero puede que sean más, advierte el el ex director de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Parc Taulí de Sabadell (Barcelona) Manel Cervantes, uno de los pocos infectólogos que han tratado casos en Cataluña. El doctor ha rcordado que entre la década de los 80 y el año 2000 parecía que los casos de Lyme en el estado español siempre se diagnosticaban en el norte (País Vasco, La Rioja, Cantabria, Asturias y Galicia). Sin embargo, "ahora vemos que los casos crecen en Cataluña, en Valencia y, un poco menos, en Andalucía, y que la enfermedad ha desaparecido en Extremadura", ha destacado el facultativo, que atribuye las cifras a "la situación de las garrapatas en la región en este momento".

El doctor, que actualmente es coordinador de la unidad de VIH-SIDA de Infecciones de Transmisión Sexual del Hospital Parc Taulí, ha explicado a EFE que esta enfermedad se manifiesta en dos fases, una inicial muy infecciosa y una posterior con afectaciones más graves, aunque hay casos en los que la enfermedad desaparece sin ser tratada antes de llegar a complicarse. "En la fase inicial pueden darse fiebre y malestar y aparecer manchas en la piel, por lo que se puede diagnosticar fácilmente un Lyme", mientras que "la afectación al cabo de semanas o meses puede ser en el corazón o en el cerebro, con arritmias, parálisis facial y pérdida de memoria o sensibilidad", ha detallado. Una parte de los enfermos presenta manifestaciones crónicas de Lyme leves, pero muy molestas, como cansancio, artromialgias o dolores óseos, que no les dejan hacer vida normal.

Los casos de Lyme, "enfermedad descubierta en los años 80 por un investigador suizo que trabajaba en Estados Unidos y que debe su nombre al pequeño pueblo de Lyme, en el estado de New Hampshire, donde surgieron los primeros casos" se han doblado en los últimos 20 años y en Europa ascienden a 200.000 los casos registrados, según Cervantes, que inició su carrera como infectólogo en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. "El vector de la enfermedad, la garrapata -presente en países con climas templados-, pasa el germen, una borrelia, del huésped original, que suelen ser animales del pequeño monte o de zonas boscosas, a las personas. Cuanto más cerca está todo esto de la población, más aumenta el peligro de transmisión", ha advertido Cervantes.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD

El hecho de que pase tiempo entre la primera fase de la enfermedad y la segunda deriva en que "a veces no se piense que pueda ser Lyme". Además, "las pruebas diagnósticas para la enfermedad no son buenas y muchas veces salen negativas aunque exista infección", en lo que Cervantes ve "un problema que hay que solucionar en el futuro inmediato". "Ya hay algunas pruebas a punto de salir con probabilidad de ser mucho más efectivas", ha adelantado. El infectólogo ha lamentado que, como no hay una prueba diagnóstica buena, "se llegan a diagnosticar como episodios de nervios, casos de depresión o como una gripe mal curada", cuando en realidad es Lyme, una enfermedad muy desconocida, pero que ha empezado a hacerse notoria con las infecciones que han sufrido algunos famosos, como la piloto Laia Sanz, los actores Richard Gere y Ben Stiller o el cantante Justin Bieber.

En casos donde la prueba sale negativa, Cervantes opta por recetar el tratamiento -un antibiótico-, aunque ha reconocido que "es algo difícil de decidir y requiere de médicos expertos, pero especialistas en Lyme hay pocos". "Me ha picado una garrapata, me encuentro chafado, me han salido manchas en la piel. Puede salir todo normal en el primer análisis, pero puede ser Lyme. No podemos decir que el paciente no tiene nada ante síntomas que no nos explicamos. Hay que hacer de médicos", ha defendido el especialista. "Es una enfermedad con futuro que nos enseña que cada vez nos encontraremos con más frecuencia ante patologías con una fase infecciosa clara y otra persistente. Ya lo estamos viendo con la covid persistente, donde el virus ya no está, pero los síntomas permanecen", ha concluido Cervantes. 

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