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«Hace diez años quería casarme y formar una familia»

Entrevista a Mn Joshua Carrillo, responsable de las parroquias de Els Torms, Granyena de les Garrigues y Juncosa

Joshua Carrillo, a las puertas del obispado de LleidaMagdalena Altisent

Publicado por
l. garcía/x. santesmasses/l. pedrós/c. sans 

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Fue ordenado sacerdote en noviembre, con 29 años, ¿Siempre ha tenido clara esta vocación? No siempre. Cuando empecé la carrera de derecho tenía mucha ilusión por estudiar, tener una familia y conseguir un buen trabajo. Hasta hace 10 años tenía novia y me quería casar y formar una familia. Pero al final los caminos del Señor nos muestran diferentes opciones de vida. 

¿Fue cuando vino a Lleida? Vine para hacer un Erasmus y el párroco de Sant Llorenç me acompañó mucho. Estaba sin mi familia, alejado de mi comunidad, y él me apoyó. Hasta me invitó a dedicarme a la Iglesia. Le dije que no y regresé a México, donde inicié una relación con una chica. Pero me di cuenta de que la felicidad puede venir por muchos caminos y es entonces, en 2016, cuando decidí regresar para estudiar en el seminario. Ahora me hace mucha ilusión formar parte de este proyecto de Dios para la humanidad. 

¿Tuvo dudas? El seminario es un momento de reflexión y para reafirmar nuestra decisión y convicción. La duda era si sería verdaderamente feliz renunciando a tener una familia, pero me ha devuelto mi dedicación con creces. Parece que estoy dando mi tiempo y mi esfuerzo por algo que parece que no tiene futuro, pero no es así en absoluto, porque ahora mi familia son todos en la Iglesia.

 ¿Su familia y sus amigos aceptaron esta decisión? Al principio les sorprendió, sí claro, toda madre quiere tener nietos. Pero han visto lo feliz que soy y ellos también lo son. 

¿Hay una crisis de vocaciones? Relaciono esta crisis con la manifestación de una sociedad que ha cambiado sus maneras de vivir. Antes se podía ver más la aceptación al compromiso de los jóvenes. Pero sería necesario que se preguntaran ‘¿qué nos hace realmente felices?’. Con mi vocación intento dar testimonio de que vale la pena seguir al Señor.

 ¿Se necesita hacer cambios ante la pérdida también de fieles? Sí, falta mucho. Pero por ahora basta con hacer bien las cosas que tenemos que hacer. Mi ilusión es pensar que la crisis de hoy nos ayuda a reflexionar qué estamos haciendo como Iglesia y nos ayuda que haya más sentido crítico, porque lleva a renovar y profundizar.

 ¿Hacia dónde debería ir la Iglesia? Es necesario más participación y escucharnos para hacer una Iglesia de todos. En mi caso, que estoy en iglesias de municipios pequeños, creo que es un buen modelo para trabajar por una verdadera fraternidad. Ya no veo la cantidad, sino la confianza, y que sepan que la Iglesia intenta reflexionar todo lo que ha hecho mal porque quiere sacar lo bueno que puede hacer.

¿Las mujeres deberían tener más responsabilidad? Son muy importantes, si no fuera por las mujeres, no habría Iglesia. Es necesario porque todos debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad y sobre todo en un momento en el que faltan sacerdotes. 

¿Alguna anécdota en estos tres meses como sacerdote? Me han recibido muy bien. Me sorprendió que algunos se enorgullecían de que no iban a misa y que no iban a ir.

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