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El suplemento nutricional que regula el colesterol, controla la presión arterial y refuerza el sistema inmunológico

Este alga milenaria destaca por sus múltiples beneficios para regular el colesterol, controlar la tensión arterial y fortalecer las defensas del organismo

Espirulina.

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La espirulina se ha consolidado como uno de los suplementos nutricionales más completos del mercado actual, ganando popularidad entre quienes buscan alternativas naturales para mejorar su salud cardiovascular e inmunológica. Este alga unicelular de color azul verdoso, utilizada desde tiempos ancestrales, contiene una extraordinaria concentración de nutrientes que la convierten en un auténtico superalimento capaz de regular el colesterol, estabilizar la tensión arterial y potenciar el sistema inmunitario de forma natural.

En un contexto donde las enfermedades cardiovasculares representan una de las principales causas de mortalidad en España, con más de 120.000 fallecimientos anuales según datos de la Sociedad Española de Cardiología, la búsqueda de complementos alimenticios que ayuden a controlar los factores de riesgo se ha intensificado. La espirulina destaca en este ámbito por su perfil nutricional excepcional, que incluye proteínas de alta calidad, vitaminas esenciales, minerales, ácidos grasos omega-3 y potentes antioxidantes que actúan de forma sinérgica en el organismo.

Los estudios científicos más recientes avalan las propiedades de este alga para mejorar diversos parámetros relacionados con la salud cardiovascular. De hecho, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha reconocido algunos de los beneficios que aportan varios de sus componentes, aunque continúan las investigaciones para determinar las dosis óptimas y sus mecanismos de acción específicos.

Cómo la espirulina combate el colesterol elevado

El control del colesterol es uno de los aspectos más destacados de este suplemento natural. La espirulina contiene ficocianina, un pigmento con potentes propiedades antioxidantes que interviene activamente en el metabolismo lipídico. Este compuesto bioactivo ha demostrado capacidad para reducir los niveles de colesterol LDL (el denominado "colesterol malo") y aumentar el HDL ("colesterol bueno"), contribuyendo así a un perfil lipídico más saludable.

"Los estudios clínicos realizados con espirulina muestran reducciones significativas de entre un 10% y un 15% en los niveles de colesterol total tras consumos regulares durante periodos de 8 a 12 semanas", explica el Dr. Rafael Martínez, especialista en nutrición y medicina preventiva del Hospital La Paz de Madrid.

El ácido gamma-linolénico (GLA) presente en esta microalga también juega un papel fundamental en la regulación lipídica, ya que este ácido graso esencial interviene en diversos procesos metabólicos relacionados con el control del colesterol. Además, su alto contenido en fibra soluble contribuye a disminuir la absorción intestinal de grasas, favoreciendo su eliminación y evitando que pasen al torrente sanguíneo.

Efectos beneficiosos sobre la tensión arterial

La hipertensión arterial afecta aproximadamente al 33% de la población adulta española, según datos de la Sociedad Española de Hipertensión. En este sentido, la espirulina ofrece mecanismos naturales que contribuyen a mantener niveles óptimos de presión sanguínea.

Los péptidos bioactivos presentes en esta microalga actúan como inhibidores naturales de la enzima convertidora de angiotensina (ECA), un mecanismo similar al de algunos fármacos antihipertensivos. Al bloquear parcialmente esta enzima, se favorece la vasodilatación y se reduce la resistencia periférica, facilitando así un flujo sanguíneo más adecuado y una presión arterial equilibrada.

El equilibrio entre sodio y potasio es fundamental para el control de la tensión arterial, y la espirulina destaca por su aporte significativo de potasio, mineral que contrarresta los efectos negativos del exceso de sodio en la dieta. Además, contiene L-arginina, un aminoácido precursor del óxido nítrico, molécula que favorece la relajación de la musculatura vascular y contribuye a mantener la elasticidad arterial.

Refuerzo del sistema inmunológico: la barrera protectora

En tiempos donde la inmunidad se ha convertido en una preocupación prioritaria, la espirulina ofrece un completo arsenal de nutrientes que potencian las defensas naturales del organismo. Su perfil vitamínico-mineral incluye zinc, hierro, selenio y vitaminas del grupo B, todos ellos elementos esenciales para el correcto funcionamiento del sistema inmunitario.

La ficocianina, además de sus beneficios cardiovasculares, actúa como un potente inmunomodulador que estimula la producción y actividad de las células inmunitarias. Estudios recientes han demostrado que este pigmento aumenta la proliferación de linfocitos T y B, células fundamentales en la respuesta inmunitaria frente a patógenos.

"La espirulina no solo estimula la producción de glóbulos blancos, sino que mejora su capacidad para identificar y eliminar agentes patógenos, actuando así en la primera línea de defensa del organismo", señala la Dra. Carmen Vidal, inmunóloga del Centro Nacional de Biotecnología.

Además, los polisacáridos presentes en esta microalga activan los macrófagos, células encargadas de eliminar toxinas y microorganismos invasores, reforzando así la inmunidad innata. Su actividad antioxidante protege a las células inmunitarias del estrés oxidativo, preservando su funcionalidad incluso en situaciones de alta demanda defensiva.

Beneficios adicionales para la salud integral

La aportación de la espirulina a la salud va mucho más allá de los tres aspectos principales mencionados. Este alga milenaria ofrece un amplio espectro de beneficios que contribuyen al bienestar general del organismo:

La acción antioxidante de la espirulina neutraliza los radicales libres responsables del envejecimiento celular. Su contenido en beta-carotenos, vitamina E y ficocianina proporciona una protección integral frente al estrés oxidativo, preservando la integridad de tejidos y órganos.

En cuanto a la energía y vitalidad, destaca por su elevado contenido proteico (entre un 55% y un 70% de su peso seco) y por la presencia de vitaminas del grupo B, fundamentales para el metabolismo energético. Esto la convierte en un suplemento ideal para combatir la fatiga y mejorar el rendimiento físico y mental.

La espirulina también contribuye a la desintoxicación hepática gracias a su contenido en clorofila y otros compuestos que favorecen la eliminación de toxinas y metales pesados. Su efecto protector sobre el hígado ayuda a mantener la funcionalidad de este órgano vital para la depuración del organismo.

En relación con el control del peso, diversos estudios han demostrado que este superalimento puede ayudar a regular el apetito y mejorar la composición corporal. Su efecto saciante, combinado con su capacidad para optimizar el metabolismo, la convierten en un aliado natural para quienes desean mantener un peso saludable.

¿Qué es la espirulina y cómo incorporarla a nuestra dieta?

La espirulina (Arthrospira platensis) es una cianobacteria filamentosa que crece naturalmente en lagos alcalinos de regiones tropicales y subtropicales. Su uso como alimento se remonta a civilizaciones antiguas como los aztecas, quienes la recolectaban del lago Texcoco y la denominaban "tecuitlatl".

Actualmente, la espirulina se cultiva en sistemas controlados que garantizan su pureza y concentración nutricional. Se comercializa principalmente en tres formatos: comprimidos, cápsulas y polvo. La dosis recomendada oscila entre 3 y 5 gramos diarios, aunque puede variar según las necesidades individuales y el objetivo de su consumo.

Para quienes optan por la presentación en polvo, esta puede incorporarse fácilmente a batidos, zumos o yogures. Su sabor característico, ligeramente intenso, combina bien con frutas como el plátano o las bayas, que ayudan a enmascararlo. Las cápsulas y comprimidos ofrecen una alternativa práctica para quienes prefieren no alterar el sabor de sus alimentos.

¿Es seguro el consumo de espirulina y quién debería evitarla?

Aunque la espirulina está considerada generalmente como segura (GRAS) por la FDA americana, existen algunos grupos de población que deben tomar precauciones antes de consumirla:

Las personas con enfermedades autoinmunes como lupus, esclerosis múltiple o artritis reumatoide deberían consultar con un especialista antes de tomarla, ya que su efecto estimulante del sistema inmunitario podría teóricamente exacerbar los síntomas en algunos casos.

Quienes padecen trastornos de coagulación o toman anticoagulantes deben tener precaución, pues algunos compuestos de la espirulina podrían interactuar con estos medicamentos.

Las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia deberían consultar previamente con su médico, ya que no existen suficientes estudios que garanticen su seguridad en estas circunstancias.

Las personas con fenilcetonuria deben tener en cuenta que la espirulina contiene fenilalanina, por lo que deberían evitar su consumo o controlarlo estrictamente.

¿Qué dicen los expertos sobre este superalimento?

La comunidad científica mantiene un creciente interés en las propiedades de la espirulina, con numerosos estudios que confirman sus beneficios pero también señalan la necesidad de más investigación para establecer pautas de consumo óptimas.

"La espirulina representa un complemento nutricional excelente, pero no debe considerarse como un sustituto de tratamientos médicos convencionales en casos de hipercolesterolemia o hipertensión diagnosticadas", advierte el Dr. Antonio Hernández, cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Por su parte, la Dra. Marta López, nutricionista de la Universidad Complutense, destaca: "El valor de la espirulina reside en su capacidad para complementar una alimentación equilibrada y potenciar la salud preventiva, siempre dentro de un estilo de vida saludable que incluya ejercicio físico regular y buenos hábitos".

En definitiva, la espirulina se perfila como uno de los suplementos nutricionales más completos y versátiles del mercado actual, con beneficios contrastados para la salud cardiovascular e inmunológica. Su incorporación a la dieta, siempre bajo las recomendaciones adecuadas, puede constituir un valioso apoyo para mantener y mejorar nuestro bienestar general de forma natural y efectiva.

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