Francisco, el pontífice que desafió el establishment y defendió a los más vulnerables del mundo
Jorge Mario Bergoglio, el primer papa jesuita y no europeo, falleció a los 88 años tras conducir una misión transformadora que desafió las estructuras tradicionales

El fallecimiento del papa Francisco a los 88 años marca el final de un pontificado que revolucionó la Iglesia Católica moderna. El primer pontífice latinoamericano de la historia murió este lunes a las 7:35 horas en su residencia de Casa Santa Marta, cerrando un capítulo de 12 años donde intentó modernizar una institución milenaria desde sus cimientos.
Jorge Mario Bergoglio, aquel cardenal argentino que sorprendió al mundo con su sencillo "buenas tardes" tras su elección el 13 de marzo de 2013, deja un legado complejo que ha dividido opiniones dentro y fuera de los muros vaticanos. Su fallecimiento resuena con especial intensidad en España, país que visitó en repetidas ocasiones y donde sus reformas tuvieron una acogida dispar entre los más de 33,5 millones de católicos españoles.
Su pontificado estuvo marcado por una situación excepcional: la coexistencia con su predecesor Benedicto XVI durante casi una década, creando una dinámica sin precedentes en los tiempos modernos del Vaticano. Esta convivencia, aunque oficialmente cordial, evidenció las tensiones entre las diferentes corrientes ideológicas dentro de la Iglesia.
El papa que eligió a los marginados como prioridad pastoral
"Una Iglesia pobre para los pobres". Esta frase, pronunciada al inicio de su pontificado, definió la misión central de Francisco. Su elección del nombre papal —inspirado por San Francisco de Asís y sugerido por el cardenal brasileño Hummes con la frase "acuérdate de los pobres"— fue una declaración de intenciones que mantendría durante más de una década.
Su reforma administrativa del Vaticano, cristalizada en la Constitución "Praedicate Evangelium", representó un intento audaz de descentralizar el poder eclesial. Creó nuevos ministerios como el de Evangelización y reforzó el de Economía para combatir la opacidad financiera que había plagado la administración vaticana, ganándose enemigos entre quienes se beneficiaban del antiguo sistema.
En España, estas reformas tuvieron un impacto significativo en más de 70 diócesis del país, donde se implementaron nuevos protocolos y estructuras administrativas siguiendo las directrices vaticanas. La Conferencia Episcopal Española tuvo que adaptar sus procedimientos y enfoque pastoral a esta nueva visión.
La lucha contra los abusos: un legado con luces y sombras
Uno de los desafíos más complejos que enfrentó Francisco fue la crisis de abusos sexuales. Su enfoque, centrado en la escucha a las víctimas y la implementación de normas más estrictas, representó un avance significativo respecto a épocas anteriores, aunque insuficiente para muchos críticos.
En España, el impacto de sus políticas se reflejó en la creación de más de 60 oficinas diocesanas para la recepción de denuncias y en la colaboración con las autoridades civiles, un cambio radical respecto a décadas anteriores. Sin embargo, casos recientes demuestran que la Iglesia continúa enfrentando este problema sin resolverlo completamente.
Sus iniciativas incluyeron el histórico encuentro sobre abusos en 2019, donde reunió a representantes episcopales de todo el mundo, y la abolición del "secreto pontificio" en casos de abuso, facilitando la colaboración con autoridades civiles. Estos pasos, aunque significativos, dejaron pendientes reformas estructurales más profundas.
El pontífice de las periferias que revolucionó la geografía católica
Francisco introdujo un nuevo lenguaje en la Iglesia católica, priorizando las "periferias existenciales" —término que él mismo acuñó— y reorientando el enfoque pastoral hacia los más necesitados. Sus 47 viajes internacionales reflejaron esta prioridad, comenzando simbólicamente por Lampedusa, pequeña isla italiana convertida en símbolo de la crisis migratoria europea.
A diferencia de sus predecesores, que privilegiaban visitas a bastiones tradicionales del catolicismo, Bergoglio optó frecuentemente por naciones con minorías católicas o en situaciones de conflicto. Esta visión geopolítica renovada transformó la presencia global de la Iglesia y su relevancia en contextos anteriormente marginados.
En España, su enfoque influyó directamente en las campañas de organizaciones como Cáritas, que incrementó su presupuesto para atención a migrantes en un 25% durante su pontificado, además de modificar el discurso social de la Iglesia española hacia una mayor apertura en temas migratorios.
El reformador que desafió a los conservadores y abrió puertas cerradas
Quizás el aspecto más controvertido de su papado fue su apertura hacia colectivos tradicionalmente marginados por la doctrina católica. La aprobación del documento que permitía bendecir a parejas homosexuales, aunque sin equipararlo al matrimonio, provocó un terremoto en sectores conservadores, con obispos de diversos países —incluyendo algunos en España— manifestando su rechazo abierto.
Este enfrentamiento con el ala ultraconservadora de la Iglesia culminó en episodios sin precedentes, como la carta pública de cuatro cardenales expresando sus "dubia" (dudas) sobre sus escritos o el memorando anónimo —posteriormente atribuido al cardenal australiano George Pell— que calificaba su pontificado como "catastrófico".
En España, donde más del 84% de la población se identifica culturalmente como católica según el CIS, estas tensiones se manifestaron en posturas divergentes entre la jerarquía eclesiástica, con algunos obispos alineados con la visión reformista y otros abiertamente críticos con iniciativas como la apertura a divorciados vueltos a casar o el acercamiento a la comunidad LGTBI.
El legado de un pontificado transformador: entre la reforma y la resistencia
Su herencia quedará plasmada en sus encíclicas, especialmente en "Laudato si", donde abordó la crisis ecológica con una perspectiva integral que vinculaba justicia social y medioambiental, y "Fratelli tutti", su llamado a la fraternidad universal en tiempos de creciente polarización.
Francisco enfrentó en sus últimos años el desafío de la guerra en Ucrania, intentando mediar sin éxito y recibiendo críticas por su aproximación diplomática. También generó controversia por sus declaraciones sobre el conflicto palestino-israelí, especialmente cuando cuestionó si las acciones en Gaza constituían un genocidio.
Como argentino nacido en 1936, hijo de inmigrantes italianos y formado como químico antes de su vocación religiosa, Bergoglio trajo consigo una perspectiva diferente al papado. Su decisión de residir en Casa Santa Marta en lugar de los lujosos apartamentos pontificios simbolizó visualmente la ruptura con tradiciones centenarias.