La lectura pierde seguidores a partir de los 45 años: ¿Por qué?
La pérdida de interés por la lectura que muchas personas experimentan a mediana edad podría encontrar una explicación científica en un proceso fisiológico natural

Una persona leyendo un libro.
La pérdida de interés por la lectura que muchas personas experimentan alrededor de los 45 años podría tener una explicación médica clara: la presbicia o vista cansada. Según revelan los doctores Jaime Aramberri y Rebeca Atienza, oftalmólogos del grupo Miranza, este fenómeno afecta actualmente al 81% de los ciudadanos de esa edad y llega a alcanzar al 98% de la población mayor de 65 años, lo que explicaría el progresivo abandono de hábitos lectores en esta franja etaria.
Este deterioro natural de la capacidad visual está provocando un impacto "directo" en actividades cotidianas como la lectura, obligando a quienes lo padecen a buscar más luz, alejar el libro o sufrir dolores de cabeza por la fatiga ocular continuada. La situación está generando un aumento significativo en la demanda de intervenciones quirúrgicas correctivas, ya que muchas personas buscan recuperar su autonomía visual sin depender constantemente de gafas.
"En nuestras consultas, estamos viendo un claro aumento de la demanda de la cirugía para la presbicia o cirugía del cristalino, que ofrece a los pacientes la posibilidad de corregir este problema de manera definitiva. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esto no es una cirugía para todo el mundo. Hay que personalizarla", explica el doctor Aramberri, quien subraya la importancia de un estudio preoperatorio exhaustivo para determinar el momento idóneo de la intervención.
Opciones quirúrgicas personalizadas para recuperar la juventud visual
La doctora Atienza detalla las distintas alternativas disponibles para quienes sufren presbicia: "Cuando hablamos de las lentes '0 gafas' nos referimos a las lentes multifocales, que permiten ver nítido a cualquier distancia. No obstante, a pesar de esta gran ventaja, no siempre son la mejor opción para todos los pacientes, que también pueden beneficiarse de otras alternativas, como las lentes de rango extendido, optimizadas; por ejemplo, para la distancia de trabajo con el ordenador".
Los avances tecnológicos en este campo están facilitando que las intervenciones se realicen cada vez más temprano, incluso en pacientes que apenas presentan síntomas de cataratas iniciales. "En la cirugía de catarata convencional se implantan lentes intraoculares monofocales, que permiten ver bien de lejos, pero requieren seguir usando gafas para el resto de las distancias. En cambio, con los nuevos modelos de lentes intraoculares 'premium', los pacientes no solo resuelven su problema de cataratas, sino que también recuperan su juventud visual con la máxima independencia posible de gafas", añade el doctor Aramberri.
Esta tendencia hacia una intervención más precoz se sustenta principalmente en la "alta seguridad" de estas cirugías y en la "rápida recuperación" que ofrecen, lo que anima a muchos pacientes a no esperar a que la situación visual se deteriore significativamente para someterse a la operación.
¿Qué es exactamente la presbicia y por qué aparece a los 45 años?
La presbicia es un proceso degenerativo natural del ojo humano que consiste en la pérdida progresiva de elasticidad del cristalino, la lente natural que tenemos en el interior del ojo. Esta pérdida de flexibilidad dificulta el enfoque de los objetos cercanos, provocando visión borrosa al leer o realizar trabajos de precisión.
La aparición de la presbicia alrededor de los 45 años no es casualidad. El cristalino, compuesto principalmente por agua y proteínas, va perdiendo elasticidad con el paso del tiempo de forma inevitable. Este envejecimiento natural hace que el músculo ciliar, encargado de modificar la forma del cristalino para enfocar a diferentes distancias, encuentre cada vez más resistencia para realizar su trabajo.
Los primeros síntomas suelen manifestarse al notar dificultad para leer textos pequeños, necesidad de alejar los libros o dispositivos electrónicos, fatiga visual después de trabajos de cerca y, en muchos casos, dolores de cabeza asociados al esfuerzo visual constante.
¿Cómo afecta la presbicia a los hábitos de lectura?
El impacto de la presbicia en los hábitos lectores va más allá de la mera incomodidad visual. Muchas personas experimentan un abandono gradual de la lectura debido a la fatiga ocular, la pérdida de concentración por el esfuerzo constante de enfocar y la frustración que genera no poder disfrutar plenamente de esta actividad.
Las estadísticas indican que aproximadamente un 35% de las personas que desarrollan presbicia reducen significativamente su tiempo de lectura durante los primeros años de manifestación del problema, especialmente si no adoptan soluciones correctivas adecuadas. Este abandono no solo tiene implicaciones culturales, sino también cognitivas, ya que la lectura es una actividad que contribuye a mantener activo el cerebro.
Alternativas no quirúrgicas para la presbicia
Aunque la cirugía ofrece soluciones definitivas, existen alternativas no quirúrgicas que muchos pacientes prefieren explorar inicialmente. Las gafas progresivas o bifocales continúan siendo la opción más común, permitiendo una visión clara a diferentes distancias sin necesidad de cambiar de gafas constantemente.
Las lentes de contacto multifocales también representan una alternativa cada vez más popular, especialmente entre quienes prefieren no llevar gafas por motivos estéticos o prácticos. Estas lentes permiten una transición suave entre la visión de cerca y de lejos, aunque requieren un periodo de adaptación.
Algunos ejercicios oculares específicos pueden ayudar a mantener la flexibilidad del músculo ciliar, aunque no detienen el proceso degenerativo del cristalino. Estos ejercicios, combinados con buenos hábitos visuales como mantener una iluminación adecuada y realizar pausas durante el trabajo de cerca, pueden contribuir a reducir la sintomatología asociada a la presbicia.
La pérdida de interés por la lectura que muchas personas experimentan a mediana edad podría encontrar así una explicación científica en un proceso fisiológico natural, desmitificando la idea de que se trata simplemente de un cambio en los intereses personales o una reducción del tiempo disponible para actividades de ocio.