El pueblo del Pirineo de Lleida de solo veinte habitantes donde van a 'jubilarse' caballos de todo el mundo
Un lugar único donde los caballos encuentran aquello que más necesitan

Caballos retirados en Montcortès, en el Pallars Sobirà.
En el pequeño pueblo de Montcortès, ubicado en la comarca catalana del Pallars Sobirà, existe un singular refugio donde los caballos pueden disfrutar de una merecida jubilación. Cavalls Wakan lleva treinta años dedicándose al retiro y pupilaje de caballos que, por diversas razones, ya no pueden ser montados o utilizados para competición. Con apenas veinte habitantes, esta localidad alberga un proyecto único dirigido por Pere Cases, quien ha convertido este entorno natural en un santuario para equinos retirados.
Actualmente, el centro acoge a una veintena de ejemplares procedentes de diferentes puntos de España y del extranjero. Entre sus residentes destacan varios caballos procedentes de la República Checa y, según explica Cases, a lo largo de su trayectoria han cuidado incluso de ejemplares llegados desde islas remotas del mar del Norte. La mayoría son propiedad de particulares, aunque también hay algunos que pertenecieron a jinetes profesionales y que, tras finalizar su carrera deportiva, encontraron en Montcortès un lugar donde pasar sus últimos años.
Lo que distingue a Cavalls Wakan de otros centros similares es su filosofía y ubicación privilegiada. "Un pupilaje, retiro o jubilación de caballos no es solo tener el caballo limpio y alimentado, sino que implica mucho más", explica Pere Cases. Este "mucho más" incluye garantizar que los animales vivan en completa libertad, nunca encerrados en paddocks, y siempre mantenidos "en las mejores condiciones físicas y mentales". El objetivo es que la vida de estos caballos sea "lo más fácil, agradable y natural posible".
Un modelo de bienestar animal en plena naturaleza
La ubicación del centro, junto al lago de Montcortès y rodeado de extensos prados de pastura, ofrece condiciones ideales para estos animales. Cases destaca que el refugio siempre es al aire libre y completamente natural, aprovechando los árboles, bosques y colinas del entorno. Los caballos viven en manada, como lo harían en estado salvaje, disponiendo de amplios espacios con acceso permanente a comida, agua y refugio natural.
"Los propietarios retiran los caballos porque ya no les funcionan para lo que los querían, ya sea porque se han hecho mayores o porque han sufrido lesiones que les impiden seguir compitiendo o siendo montados", explica el responsable del centro. En ese momento, muchos dueños optan por buscar un lugar donde sus animales puedan vivir dignamente el resto de sus días, y Cavalls Wakan se presenta como una alternativa ideal.
Un aspecto destacable del funcionamiento de este centro es que el vínculo entre el propietario y su caballo no termina cuando el animal llega al refugio. Cases mantiene una comunicación constante con los dueños, enviándoles fotografías y vídeos periódicos para que puedan seguir la evolución de sus animales. Además, los propietarios pueden visitar a sus caballos siempre que lo deseen. Es el caso de una propietaria de la República Checa, quien viaja hasta Montcortès dos veces al año para ver a sus ejemplares retirados.