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Perseidas 2025: Cuándo y cómo ver la mejor lluvia de estrellas del año en Lleida

El fenómeno astronómico conocido como 'las lágrimas de San Lorenzo' llegará a su máximo esplendor el 12 de agosto, con hasta 100 meteoros por hora, aunque la Luna casi llena podría dificultar la observación

Lluvia de meteoros de las Perseidas.

Lluvia de meteoros de las Perseidas.Unsplash

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La lluvia de meteoros de las Perseidas de 2025 suele ser uno de los eventos astronómicos más destacados del año. Este fenómeno celeste, visible desde el 17 de julio hasta el 24 de agosto, alcanzará su punto máximo el próximo 12 de agosto a las 13:15 GMT, cuando se podrán observar hasta 100 meteoros por hora. Sin embargo, los aficionados a la astronomía deberán enfrentarse a un desafío adicional: la presencia de una Luna gibosa menguante iluminada al 90%, que podría dificultar la visibilidad de los meteoros más débiles.

Las Perseidas, conocidas popularmente como "lágrimas de San Lorenzo" en la tradición católica, son uno de los espectáculos celestes más aguardados cada año. Este fenómeno se produce cuando la Tierra atraviesa los residuos dejados por el cometa 109P/Swift-Tuttle, que solo se acerca a nuestro planeta cada 133 años, aunque su estela de polvo y pequeñas partículas permanece en nuestra órbita. Para 2025, los expertos recomiendan buscar ubicaciones alejadas de la contaminación lumínica y utilizar estrategias para minimizar el efecto de la luz lunar, como situarse a la sombra de elementos naturales o edificios.

Cuándo y dónde observar las Perseidas en 2025

El periodo de actividad de las Perseidas abarca desde el 17 de julio hasta el 24 de agosto de 2025, aunque el momento óptimo para su observación será durante la noche del 11 al 12 de agosto (para zonas horarias al oeste de GMT) y del 12 al 13 de agosto (para zonas al este de GMT). Los expertos recomiendan concentrar la observación en las horas previas al amanecer, cuando el cielo suele estar más oscuro y el radiante -punto del que parecen emanar los meteoros- se encuentra más alto.

Las Perseidas son particularmente visibles desde las latitudes medias del hemisferio norte, donde el radiante se eleva considerablemente en el cielo alrededor de las 22:30 hora local. Desafortunadamente, este espectáculo celeste apenas puede observarse desde la mayor parte del hemisferio sur o desde latitudes superiores a los 60° norte, debido a la posición del radiante en la bóveda celeste.

Consejos prácticos para una observación óptima

Para disfrutar al máximo de este fenómeno astronómico, los expertos recomiendan una serie de pautas que maximizarán las posibilidades de avistar numerosos meteoros. En primer lugar, es fundamental buscar un lugar alejado de la contaminación lumínica de las ciudades, preferiblemente en zonas elevadas donde la neblina y las nubes queden por debajo del observador. Para 2025, dada la presencia de la Luna brillante, resulta especialmente importante situarse en zonas donde algún elemento natural o construcción bloquee la luz lunar.

Las aplicaciones astronómicas pueden ser herramientas valiosas para determinar la posición exacta del radiante y planificar la observación. Estos programas ofrecen calendarios específicos de eventos astronómicos y mapas interactivos del cielo que facilitan la localización de constelaciones y otros puntos de referencia.

Es aconsejable dedicar al menos una hora a la observación, utilizando una tumbona o esterilla para mantener una posición cómoda que permita abarcar la mayor parte del cielo. Los expertos recomiendan evitar mirar directamente al radiante o al horizonte, concentrándose en las zonas intermedias del cielo donde los meteoros son más visibles y prolongados.

Qué evitar durante la observación de las Perseidas

Tan importante como seguir las recomendaciones es evitar ciertos errores comunes que pueden arruinar la experiencia. Entre ellos, destaca la utilización de linternas o fuentes de luz brillante que impiden la adaptación de los ojos a la oscuridad. En su lugar, se recomienda emplear linternas con filtro rojo, que preservan la visión nocturna mientras permiten desplazarse con seguridad.

Otro error habitual es mantener la mirada fija hacia el cielo de forma continuada durante largos periodos. Los especialistas aconsejan realizar descansos de 10-15 minutos para evitar la fatiga visual y mantener la concentración. Asimismo, es importante no centrar exclusivamente la atención en el radiante, ya que los meteoros que aparecen en esta zona suelen verse como destellos cortos, mientras que los que se alejan de este punto trazan estelas más largas y espectaculares.

El origen astronómico de las Perseidas

Las Perseidas deben su nombre a la constelación de Perseo, desde donde parecen originarse todos los meteoros de esta lluvia. Este fenómeno se produce cuando la Tierra atraviesa la estela de residuos dejada por el cometa 109P/Swift-Tuttle, un cuerpo celeste con un periodo orbital de 133 años que realizó su último acercamiento a nuestro planeta en 1992 y cuyo próximo paso se espera para 2126.

Aunque en algún momento se especuló con la posibilidad de una colisión entre este cometa y la Tierra, los cálculos astronómicos más recientes han descartado esta amenaza. Los meteoros que observamos durante las Perseidas son, en realidad, pequeñas partículas de polvo y hielo que se desintegran al entrar en contacto con la atmósfera terrestre, generando las características estelas luminosas que conocemos como "estrellas fugaces".

La tradición de San Lorenzo y las Perseidas

El máximo de actividad de las Perseidas coincide aproximadamente con la festividad de San Lorenzo, un mártir cristiano ejecutado el 10 de agosto del año 258 d.C. Según la tradición, Lorenzo fue asado vivo en una parrilla, mostrando un extraordinario valor durante su suplicio, hasta el punto de sugerir a sus verdugos que le dieran la vuelta porque ya estaba "hecho" por un lado.

Esta coincidencia temporal ha dado lugar a que, en algunas regiones con tradición católica, los meteoros de las Perseidas sean conocidos popularmente como "las lágrimas de San Lorenzo", estableciendo una conexión simbólica entre el fuego del martirio y las estelas incandescentes que surcan el cielo en estas fechas.

¿Qué son realmente los meteoros?

Los meteoros que conforman las lluvias como las Perseidas son pequeñas partículas de materia cósmica, principalmente compuestas de polvo y hielo, que se desprenden de cometas o, en casos excepcionales, de asteroides. Al ingresar en la atmósfera terrestre a velocidades que pueden superar los 200.000 kilómetros por hora, estas partículas se calientan por fricción con el aire y se vaporizan, generando las características estelas luminosas.

A diferencia de lo que suele pensarse, la mayoría de los meteoros tienen un tamaño muy reducido, comparable al de un grano de arena o una pequeña piedra. Solo en casos excepcionales, cuando se trata de fragmentos de mayor tamaño, pueden llegar a la superficie terrestre sin desintegrarse completamente, recibiendo entonces el nombre de meteoritos.

¿Cómo afecta la contaminación lumínica a la observación de meteoros?

La contaminación lumínica procedente de núcleos urbanos, infraestructuras y otras fuentes artificiales constituye uno de los principales obstáculos para la observación astronómica en general, y de las lluvias de meteoros en particular. En zonas urbanas con alta contaminación lumínica, el número de meteoros visibles puede reducirse hasta diez veces respecto a lo observable en condiciones ideales.

Este fenómeno se debe a que la luz artificial dispersa en la atmósfera reduce el contraste entre el fondo del cielo y los meteoros, haciendo que solo los más brillantes resulten visibles. Por ello, para una observación óptima, es imprescindible desplazarse a zonas rurales alejadas de ciudades o, mejor aún, a áreas naturales protegidas que cuentan con cielos certificados por su calidad astronómica.

¿Por qué las Perseidas son una de las lluvias de meteoros más populares?

Las Perseidas han conquistado el favor del público por una combinación de factores que las hacen especialmente atractivas. En primer lugar, su elevada tasa horaria zenital de hasta 100 meteoros las sitúa entre las lluvias más prolíficas del año. Además, su aparición durante el verano (en el hemisferio norte) favorece las condiciones de observación, con temperaturas agradables que permiten permanecer al aire libre durante horas sin necesidad de equipamiento especial.

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