La Ley de Propiedad Horizontal lo confirma: El truco legal que permite ahorrar hasta un 60% en la factura de la comunidad
La nueva normativa simplifica la aprobación y financiación de obras en los edificios

Imagen de archivo de un edificio.
La reciente modificación de la Ley de Propiedad Horizontal está transformando la economía de las comunidades de vecinos en España. Según datos recabados por expertos del sector inmobiliario, las comunidades de propietarios pueden reducir hasta un 60% de los costes asociados a mejoras comunitarias gracias a las nuevas disposiciones legales. La reforma ha eliminado las principales barreras que impedían la modernización de los edificios, flexibilizando los requisitos de votación y ampliando las posibilidades de financiación para obras de eficiencia energética.
Hasta hace poco, aprobar cualquier mejora en el edificio requería prácticamente la unanimidad de los propietarios o, en el mejor de los casos, tres quintas partes de los votos, lo que suponía un verdadero obstáculo para la modernización. La nueva normativa ha cambiado radicalmente este escenario, permitiendo que las comunidades aprueben intervenciones de eficiencia energética con una mayoría simple, es decir, más de la mitad de los propietarios que representen al menos el 50% de las cuotas de participación.
Esta simplificación del proceso de toma de decisiones está facilitando la implementación de mejoras como la instalación de placas solares, sistemas de aislamiento térmico o instalaciones de energías renovables. Además, la ley contempla que estas obras puedan financiarse mediante subvenciones públicas y préstamos, siempre que el coste anual final, una vez aplicadas las ayudas, no supere las 12 mensualidades ordinarias de gastos comunes.
Cambios clave en la reforma de la Ley de Propiedad Horizontal
La reforma legislativa ha modificado sustancialmente los mecanismos de decisión en las comunidades de propietarios. Anteriormente, las propuestas de mejora solían quedar bloqueadas por la dificultad de alcanzar consensos amplios entre vecinos con intereses diversos. La nueva regulación, al reducir el umbral de aprobación a una mayoría simple, ha democratizado el proceso y ha abierto la puerta a numerosos proyectos de modernización que antes resultaban inviables.
Otro aspecto fundamental de la reforma es la posibilidad de combinar diferentes fuentes de financiación. Las comunidades pueden ahora acceder a subvenciones públicas que cubren parte del coste, solicitar préstamos en condiciones ventajosas y, además, beneficiarse de deducciones fiscales significativas. Esta combinación de recursos permite afrontar obras de envergadura sin que suponga un desembolso excesivo para los propietarios.
El fondo de reserva como herramienta de financiación
Uno de los cambios más relevantes introducidos por la reforma legal es la ampliación de los usos permitidos para el fondo de reserva de la comunidad. Tradicionalmente, este fondo estaba destinado exclusivamente a reparaciones básicas y mantenimiento del edificio, pero ahora puede utilizarse también para financiar obras de accesibilidad y eficiencia energética.
La normativa establece que las comunidades deben dotar este fondo con, al menos, el 10% de su presupuesto anual ordinario. Esta reserva constituye un recurso valioso que permite acometer mejoras sin necesidad de establecer derramas extraordinarias, lo que facilita la planificación financiera y reduce el impacto económico inmediato sobre los propietarios.
Expertos en administración de fincas señalan que muchas comunidades han acumulado fondos de reserva significativos durante años, y ahora pueden destinarlos a inversiones que mejorarán la eficiencia energética del edificio, generando ahorros a largo plazo en los gastos comunitarios.
Beneficios económicos tangibles para los propietarios
El ahorro potencial para las comunidades es considerable. Gracias al nuevo marco legal, una comunidad puede reducir hasta un 60% del coste real de una obra de mejora energética. Este porcentaje se alcanza combinando las subvenciones disponibles con las deducciones fiscales aplicables.
Cabe destacar las deducciones introducidas por el Real Decreto-ley 19/2021, que estableció bonificaciones del 60% para mejoras energéticas durante los años 2022 y 2023, y que han sido prorrogadas con algunas modificaciones hasta 2025. Estas ventajas fiscales, junto con las ayudas públicas disponibles a través de los fondos europeos Next Generation, constituyen una oportunidad histórica para la renovación del parque inmobiliario español.
Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), las intervenciones de eficiencia energética pueden reducir el consumo energético de un edificio entre un 30% y un 70%, lo que se traduce en un ahorro directo en las facturas de los propietarios.
Procedimiento para implementar mejoras al amparo de la nueva legislación
El proceso para aprovechar las ventajas de la reforma legal es relativamente sencillo. En primer lugar, es necesario convocar una junta de propietarios para aprobar las obras con mayoría simple. Una vez obtenida la aprobación, se pueden solicitar las subvenciones y financiamiento disponibles, tanto públicos como privados.
Es fundamental asegurarse de que el coste anual tras aplicar las ayudas no supere las 12 mensualidades ordinarias de gastos comunes, requisito establecido por la ley para facilitar la viabilidad económica de las intervenciones. Además, se puede utilizar el fondo de reserva para reducir o eliminar la necesidad de derramas adicionales.
Finalmente, los propietarios deben informarse adecuadamente sobre las deducciones fiscales aplicables a su caso particular, ya que estas pueden variar en función del tipo de intervención y del momento de su realización.
¿Qué tipos de mejoras se pueden implementar?
La normativa contempla una amplia variedad de intervenciones que pueden beneficiarse de las nuevas condiciones. Entre las más comunes se encuentran la instalación de sistemas de energía solar fotovoltaica para autoconsumo comunitario, que permite generar electricidad y reducir la dependencia de la red eléctrica convencional.
También son habituales las mejoras en el aislamiento térmico de fachadas y cubiertas, que reducen significativamente las pérdidas de calor en invierno y el exceso de calor en verano. La sustitución de sistemas de calefacción antiguos por alternativas más eficientes, como las bombas de calor o las calderas de condensación, es otra intervención frecuente.
La instalación de sistemas de monitorización y control del consumo energético, la mejora de la iluminación en zonas comunes con tecnología LED y la incorporación de sistemas de recuperación de agua de lluvia son otras opciones que las comunidades están implementando gracias a la nueva legislación.
¿Cómo afecta esta reforma a las comunidades pequeñas?
Las comunidades de menor tamaño también pueden beneficiarse de la reforma legal. De hecho, en muchos casos, el proceso de toma de decisiones es más ágil debido al menor número de propietarios implicados. Además, existen líneas de subvención específicas para comunidades pequeñas o situadas en entornos rurales.
El principal desafío para estas comunidades suele ser la acumulación de un fondo de reserva suficiente, dado que su presupuesto anual es más reducido. Sin embargo, la posibilidad de combinar este fondo con subvenciones y financiación externa hace viable la ejecución de mejoras significativas incluso en edificios con pocos propietarios.
Expertos en administración de fincas recomiendan a estas comunidades buscar asesoramiento profesional para identificar las ayudas más adecuadas a su situación particular y maximizar el aprovechamiento de los recursos disponibles.