La muralla china con un congosto único como vecino ilustre: un paraíso natural a caballo de dos provincias
Un espectacular sendero de 15 kilómetros permite descubrir este fenómeno cercano a Mont-rebei, ubicado entre Huesca y Lleida con ermitas centenarias

La muralla de Finestres.
Entre las provincias de Huesca y Lleida se encuentra un tesoro natural que muchos desconocen: la impresionante Muralla China de Finestres. Esta formidable estructura no es obra del hombre, sino un capricho geológico formado a lo largo de más de 100 millones de años que ha creado un paisaje de ensueño en la Sierra del Montsec.
A pesar de su nombre turístico, esta formación geológica es conocida localmente como Roques de la Vila. Su origen se remonta al periodo Cretácico, cuando movimientos tectónicos y la posterior erosión durante millones de años esculpieron dos paredes paralelas de roca caliza que hoy impresionan a quienes se aventuran a visitarlas.
Un legado histórico entre paredes de piedra
Lo que hace especialmente interesante este enclave no es solo su belleza natural, sino también el patrimonio histórico que alberga. Hasta 1960, la zona de Finestres estuvo habitada, aunque hoy solo quedan vestigios silenciosos de lo que fue un asentamiento humano. El abandono llegó con la construcción del embalse de Canelles en los años 60, que cambió para siempre el paisaje y el modo de vida de sus escasos habitantes.

Turistas bañándose en el desfiladero de Mont-rebei en los dientes de Finestres, en la cola del pantano de Canelles.
Recorrer las silenciosas calles del despoblado de Finestres es adentrarse en lo que algunos llaman la España Vacía. Entre sus ruinas destaca una ermita del siglo XVIII dedicada a Santa María y los restos de un antiguo molino de aceite, testimonio de la actividad económica que sustentó la vida en la comarca durante generaciones.
A unos 350 metros del pueblo se encuentra la ermita de San Marcos, un modesto edificio que permanece abierto al público y que ofrece uno de los mejores miradores para contemplar la espectacular Muralla. Desde aquí se divisa también la ermita de San Vicente, ubicada estratégicamente entre los dos muros de piedra, sobre los cimientos de lo que en su día fue el Castillo de Finestres.
La ruta de los 15 kilómetros: una aventura para los sentidos
Para llegar a este paraíso natural, se propone una ruta de aproximadamente 15 kilómetros que parte del puente de Penavera, situado en el embalse de Canelles. El acceso requiere tomar un desvío antes de llegar a Estopiñán del Castillo, localidad cercana a Benabarre, en la provincia de Huesca.
Es recomendable utilizar vehículos todoterreno para los 6 kilómetros de pista forestal que conducen al punto de inicio, o contratar los servicios de empresas locales que ofrecen este transporte. Una vez en el puente de Penavera, el recorrido continúa a pie por una pista de tierra y grava con el embalse de Canelles como constante compañero visual.
A 5,5 kilómetros del inicio, un sendero bien señalizado conduce al antiguo poblado de Finestres. Desde aquí, los visitantes pueden optar por visitar primero la Ermita de San Marcos, siguiendo las indicaciones algo escondidas en una de las fachadas del pueblo, o continuar hacia la Ermita de San Vicente, atravesando un vertiginoso paso de apenas 2 metros habilitado con peldaños y una sirga.
Los expertos recomiendan realizar esta ruta en primavera u otoño. Si se opta por el verano, es preferible madrugar para evitar las altas temperaturas, ya que no hay fuentes en todo el recorrido. Es imprescindible llevar al menos 2 litros de agua por persona, protección solar y gorra.
El Congost de Mont-rebei: vecino ilustre de la Muralla China
A pocos kilómetros de la Muralla China de Finestres se encuentra otro espectáculo natural: el Congost de Mont-rebei. Este desfiladero, donde el río Noguera Ribagorzana se abre paso entre paredes verticales de más de 300 metros, marca la frontera natural entre Aragón y Cataluña.
Una de las experiencias más impresionantes para disfrutar de este entorno es recorrer la ruta de las pasarelas de Montfalcó, que comienza en el pequeño despoblado del mismo nombre. El albergue Casa Batlle, ubicado en este punto, ofrece diversos servicios para los visitantes, desde alojamiento hasta alquiler de kayaks y actividades guiadas.
Tanto la Muralla China de Finestres como el Congost de Mont-rebei son accesibles por diferentes medios: kayak, barco, bicicleta de montaña o simplemente caminando. Cada opción proporciona una perspectiva única de estos monumentos naturales que, sorprendentemente, siguen siendo relativamente desconocidos para muchos en España.