Campos de concentración de Franco en Lleida: trabajos forzados, torturas y control de soldados republicanos
Fue la provincia catalana con más centros de reclusión, como el que tuvo a la Seu Vella como escenario o el conocido como ‘hotel cemento’ de Cervera

Prisioneros en un campo de concentración en Lleida durante la dictadura franquista.
Lleida se confirmó como la provincia catalana que albergó mayor número de campos de concentración durante la dictadura franquista, con un total de seis recintos destinados al control, sometimiento y castigo de soldados y militantes republicanos. Estos centros, que funcionaron desde el final de la Guerra Civil hasta mediados de los años 60, formaban parte de una red de 296 campos distribuidos por toda España, 14 de ellos ubicados en Cataluña, según documenta la exhaustiva investigación del periodista Carlos Hernández de Miguel publicada en Los campos de concentración de Franco (Ediciones B).
La capital leridana contó con uno de los mayores centros de reclusión, distribuido entre la Seu Vella, el Seminario Viejo (actual Rectorado) y la conservera Ricardo Vilalta. Este complejo, con capacidad para 5.000 prisioneros, operó entre enero de 1939 y agosto de 1940, momento en que se reconvirtió en prisión. La investigación también identifica importantes campos en Cervera, primero en una cementera y posteriormente en la universidad, destinados principalmente a extranjeros que huían de la Segunda Guerra Mundial. Mollerussa, Tremp, La Seu d'Urgell y Bossòst completaron la red de instalaciones represivas en la provincia, con estos dos últimos especializados en la reclusión de republicanos retornados de Francia y ciudadanos franceses que escapaban del nazismo.

Carta a un prisionero del campo en la fábrica de conservas Vilalta de Lleida.
Según explicó Hernández al diario SEGRE, estos campos cumplían un triple objetivo: el exterminio de los cargos más representativos de la República, la clasificación y depuración de los presos, y la reeducación para su inserción en lo que denominaban la "nueva España". Los testimonios recogidos describen condiciones inhumanas donde los prisioneros padecían hambre crónica, eran sometidos a trabajos forzados y sufrían malos tratos y humillaciones constantes.
Testimonios y documentación histórica
El trabajo de Hernández de Miguel estructura su contenido en dos partes diferenciadas: una primera sección que recopila documentos oficiales sobre la creación y consolidación del sistema concentracionario franquista, y una segunda donde relata las torturas, enfermedades, hambre y muerte a través de los testimonios de centenares de supervivientes. El autor consiguió entrevistar a varios prisioneros que estuvieron recluidos en el campo de Cervera, concretamente en la fábrica de cemento, quienes denominaban irónicamente al lugar como "hotel cemento" debido a las terribles condiciones respiratorias que provocaba el polvo constante, causante de numerosas muertes entre los internos.
Origen y funcionamiento del sistema represivo
La investigación revela que el primer campo de concentración franquista se estableció apenas 24 horas después del inicio del golpe de Estado contra la República, el 19 de julio de 1936, en la ciudad de Zeluán, en el antiguo protectorado español de Marruecos. Inmediatamente después, Franco ordenó al resto de generales sublevados la apertura de campos similares por todo el territorio controlado. Este sistema, inicialmente improvisado y caracterizado por la arbitrariedad de sus responsables, se consolidó como un mecanismo de exterminio, castigo, sometimiento y "reeducación" de los vencidos.

Postal enviada por un prisionero del campo de del Seminario Viejo.
Los oficiales del Ejército republicano y los miembros destacados de las organizaciones leales al gobierno legítimo fueron habitualmente fusilados tras juicios "sumarísimos", mientras que el resto de prisioneros fueron utilizados como mano de obra esclava. La investigación también documenta particularidades del sistema como la ausencia de campos específicos para mujeres (aunque sí había presencia femenina en los existentes) y la creación de recintos destinados exclusivamente a la reclusión de homosexuales, mostrando la amplitud y sistematización de la represión franquista.