ENTREVISTA
Sergi Pitarch, periodista valenciano, un año después de la DANA: "Aquel día falló todo. Fue una catástrofe política"
Sergi Pitarch es periodista y director del Diario.es en la Comunitat Valenciana.

El periodista Sergi Pitarch y la portada de su libro
Hace hoy un año, el 29 de octubre de 2024, la Comunitat Valenciana vivió una gran tragedia tras una dana anunciada que mató 229 vidas. El periodista Sergi Pitarch, director de la redacción del Eldiario.es en el País Valencià, ha publicado la investigación 29-O. Les hores del caos, una crónica minuciosa que reconstruye, hora a hora, cómo se gestionó la mayor catástrofe reciente de la terreta.
Se cumple un año de la tragedia y ha publicado el libro 29-O. Les hores del caos, una crónica que relata, hora a hora, lo que ocurrió. ¿Qué imagen le viene a la cabeza cuando piensa en ese día?
Como explico en el libro, yo vivo al otro lado del río Túria y el día 30, al cruzar el puente de 400 metros, me encontré con la mayor catástrofe que he visto en mi vida —y probablemente la mayor que veré—. Coches destruidos, fábricas inundadas y personas caminando con la ropa mojada, sin poder contactar con sus familias. Parecían zombis. Muchos habían pasado la noche en los tejados o andado kilómetros solo para decir “estoy vivo”. Fue una escena de guerra.
Dice en el libro que no fue un desastre natural, sino político. ¿Qué cree que falló exactamente?
Falló todo. No se aplicaron los protocolos que ya existían. Ahora, el Govern Valencià (GVA), intenta culpar a la Aemet y a la Confederación Hidrográfica, pero la realidad es que no se aplicó la ley ni se avisó a la población a tiempo. La cantidad de agua fue inaudita, sí, pero la ley es muy clara. Y la ley de emergencias y el plan de inundaciones establecen claramente qué hacer en cada momento. Era lo único que podía haber salvado vidas.
El aviso a la población llegó a las 20:11, ya era tarde. Podría haberse enviado seis o doce horas antes. Además, el mensaje fue incorrecto. Se dijo “no salgan de casa”, cuando debió decirse “suban a la planta superior”. Muchas personas murieron ahogadas en su propio domicilio. Otro error fue no convocar a tiempo la reunión de coordinación, el Cecopi. Los últimos episodios meteorológicos han demostrado que el gobierno de Mazón era el órgano competente y que podía haber actuado con antelación: convocar la reunión de coordinación 24 horas antes, enviar alertas 12 horas antes del aviso rojo y desplegar a los bomberos para vigilar los barrancos in situ. Un barranco no es como el río Ebro.
En el Ebro, 72 horas antes ya sabes que habrá una crecida, pero en los barrancos —como los de Tarragona o València, muy similares— todo ocurre de forma explosiva. En apenas una hora puedes pasar de cero a mil metros cúbicos por segundo. Eso fue precisamente lo que no se tuvo en cuenta en esta dana.
En el libro señala que el cambio de gobierno en 2019 desmanteló el proyecto de la unidad de emergencias de València. ¿Qué consecuencias tuvo?
Las emergencias deberían tener la misma prioridad que la educación o la sanidad, porque se trata de proteger vidas. Con el gobierno de Ximo Puig dependían directamente del presidente y después a la consellera Gabriela Bravo, que además era fiscal. Se les daba una importancia orgánica y estratégica muy alta. Con Mazón, en cambio, se entregaron a Vox —un partido negacionista del cambio climático—, que desmanteló casi todas las unidades de prevención, incluida la Unitat Valenciana d’Emergències. Cuando Vox salió del gobierno, la competencia pasó a la Conselleria de Justicia, dirigida por una persona sin experiencia en gestión de emergencias. Fue una cadena de errores y de mala planificación que acabó costando vidas.

Imagen de una zona afectada por la dana del 29 de octubre.
Mazón aseguró aquel día que el temporal se dirigía hacia Cuenca. ¿Por qué cree que no se tomaron en serio la información y las alertas de AEMET?
Porque es la institución que deja en evidencia a la Generalitat. Aemet se basa en ciencia y en técnicos cualificados. En su huida hacia adelante, Mazón ha atacado a todas las instituciones científicas: Aemet, la Confederación, incluso universidades. Es un ataque sistemático al conocimiento, porque son quienes pueden demostrar que el Govern Valencià actuó tarde y mal. Además, hablamos de un sistema de avisos que funciona igual en toda España y en Europa desde hace más de una década. Cuestionarlo es absurdo.
¿Por qué cree que el Partido Popular sigue protegiendo a Mazón?
Protegen a Mazón porque básicamente no pueden echarlo. Las encuestas dicen que 8 de cada 10 valencianos quieren que dimita, pero en este momento a Mazón no lo sostiene el PP lo sostiene Vox -y a Vox, le interesa que Mazón contínue-. Mientras Mazón esté, Vox no para de crecer en el País Valencià en intención de votos, así que Feijóo y el PP, tienen un problema en el País Valencià.
Durante los días posteriores también se difundieron muchos bulos y desinformación. ¿Qué papel crees que jugó esto en la confusión general?
Fue un experimento de la extrema derecha y de influencers negacionistas del cambio climático. Se lanzaron fake news y mentiras que hicieron mucho daño y desprestigiaron a las instituciones.
En el diario trabajábamos 14 horas al día: siete para desmentir al Gobierno valenciano y siete para desmontando falsedades. Se decía que había 8.000 muertos en un parking, que se habían abierto presas —en barrancos donde no hay presas— o que Cruz Roja se quedaba con el dinero. Incluso hubo quien se lucró con la tragedia. Fue una estrategia coordinada para desestabilizar y para enriquecerse. Muy perverso.
¿Recibieron presiones políticas o institucionales para no publicar ciertos detalles?
Sí, pero somos un medio sostenido por suscriptores y eso nos da independencia. Nos cortaron información e intentaron desacreditarnos, pero seguimos informando con rigor. Desde el primer día sabíamos que la competencia era de la Generalitat. Las responsabilidades del 29 de octubre son suyas. Luego llegaron tarde las ayudas y la presencia del Estado, pero los muertos se produjeron por una mala gestión de las emergencias.
¿Cómo lo gestionaron emocionalmente en la redacción?
Con profesionalidad, aunque la tragedia estaba a solo seis kilómetros de nuestra redacción. Ninguno perdió familiares directos, pero todos conocíamos a alguien. Fue un reto periodístico enorme y teníamos que estar a la altura. Recibimos ayuda de compañeros de Barcelona y Madrid y trabajamos con rigor y empatía. Nuestro deber era estar al servicio de las víctimas y de su derecho a la justicia, la verdad y la reparación.
¿Qué lecciones deja esta catástrofe para los periodistas y la sociedad?
Hay que buscar siempre la verdad, leer las leyes, exigir responsabilidades y hacer que los protocolos se cumplan. Estamos en plena emergencia climática, y Catalunya está tan expuesta como el País Valencià. Necesitamos mecanismos de aviso y respuesta de primer nivel para que no vuelva a pasar algo así.
Si se cruzará con el presidente Mazón, ¿qué le preguntaría?
Le preguntaría dónde estuvo entre las 18:30 y las 20:30 de aquella tarde. Un año después, seguimos sin saberlo. Las víctimas merecen saber qué hizo el presidente mientras morían 229 personas. Nosotros vamos a seguir investigando hasta averiguarlo. Porque esas respuestas no las pedimos los periodistas: las piden las víctimas y la sociedad valenciana.