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Jose Serrano Casasola, nutricionista, alerta sobre el Ozempic: «En algunos casos, acaban peor de cómo estaban antes»

Serrano es profesor del Área de Fisiología de la UdL e investigador en Nutrición. Conseguir una pérdida de peso es un proceso complejo en que influyen numerosos factores que el profesor analizó en una charla en el IEI

Jose Serrano Casasola - JORDI ECHEVARRIA

Jose Serrano Casasola - JORDI ECHEVARRIA

Laia Berenguer
LÉRIDA

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Conseguir una pérdida de peso es un proceso complejo en qué influyen numerosos factores, que Jose Serrano Casasola, profesor del Área de Fisiología de la Universidad de Lleida e investigador en nutrición, analizó el pasado 28 de octubre en una conferencia en el Instituto de Estudios Ilerdenses, en el marco del ciclo Nuevos retos en la investigación biomédica.

¿Nos cuesta perder peso?

Sí, es difícil porque hay varios factores que juegan en contra. Al bajar de peso, el apetito aumenta y el metabolismo basal disminuye en una proporción superior a la bajada de peso. Por eso, los requerimientos de energía necesarios para alcanzar los objetivos, a menudo, son más altos de lo que el paciente imagina. A eso se añade otro problema: con el tiempo, si una persona no consigue mantener el peso deseado, cuando reanude la dieta, entrará en lo que denominamos recycling. Eso dificultará cada vez más que consiga volver a perder peso, es lo que conocemos como inflexibilidad metabólica.

¿Les cuesta más a las mujeres que a los hombres o viceversa?

No hay grandes diferencias fisiológicas en cuanto al sexo, pero las mujeres tienen más motivación y se implican más en el seguimiento de una dieta.

¿Es por presión estética?

No, pero sí que cuidan más su salud que los hombres. De hecho, lo vemos en cualquier patología, ellas van al médico mucho antes, nada más notar los primeros síntomas. Recientemente, hemos desarrollado un estudio sobre hipertensión arterial y pudimos encontrar a muchas mujeres hipertensas leves. Ahora bien, encontrar hombres fue complicadísimo porque les cuesta participar. Es una cuestión social y de comportamiento.

¿La edad también influye en el proceso de adelgazar?

Sí, de hecho, a partir de los 45 años empezamos a ganar unos 0,2 kilos por año. Además, empieza a haber una redistribución de la grasa corporal hacia una grasa más visceral. Eso forma parte del proceso natural de envejecimiento y, si se llega con un cierto sobrepeso, incluso se puede dar lo que denominamos “paradoja de la obesidad”. Es decir, el sobrepeso puede llegar a tener un efecto protector ante otras enfermedades propias de la edad avanzada. En este sentido, puede ser deseable mantener un ligero sobrepeso ya que, a partir de los 80 años, se suele producir un descenso, y una desnutrición podría dificultar que el cuerpo pueda hacer frente a las enfermedades, especialmente en las infecciosas, frecuentes en esta etapa.

¿Es inevitable?

Es inevitable y es lo que nosotros consideramos un proceso de envejecimiento normal. Lo decimos así porque es lo que vemos en la mayoría de las personas, la norma general.

¿Perder peso tan sólo consiste en comer menos y en ejercitarse más?

Aunque la dieta y la actividad física son claves, hoy día es un proceso que se aborda de una forma más integral, y eso incluye grupos de apoyo psicológico y estrategias que mejoran la motivación y el bienestar de la persona.

¿Cómo afecta a la salud mental?

Puede generar frustración cuando no se alcanzan los objetivos. También hay que ser conscientes de que, si se trata una persona con obesidad, el camino hacia la pérdida de peso será difícil y no se pueden alcanzar resultados rápidos. Si se quiere que estos cambios se mantengan durante mucho tiempo, hay que hacerlo de manera pausada y, sobre todo, sostenida a lo largo del tiempo. La “memoria de la obesidad” puede durar hasta un año después de haber adelgazado, por lo cual el tratamiento requiere paciencia y constancia.

¿Cuáles son los principales mitos sobre adelgazar?

En primer lugar, no existe una dieta más eficiente que otra, todas pueden funcionar siempre que haya una restricción energética. Por otra parte, si bien la actividad física es muy buena para mantener el peso, por sí sola no permitirá adelgazar de manera rápida. Se tiene que hacer, sin duda, pero no con el objetivo principal de perder peso. Estos son mensajes clave que hay que transmitir para que las personas no se frustren, pero también hay otros como las grasas hacen subir peso. Depende, porque hay dietas ricas en grasas que pueden ayudar a adelgazar. Otra: ¿Los carbohidratos engordan? También depende. Hay dietas basadas principalmente en carbohidratos que no hacen engordar e incluso favorecen la pérdida de peso. En realidad, no se trata tanto de alimentos concretos, sino de la ingesta total de energía, de cómo se combina y de si está en equilibrio con el gasto energética de cada persona.

¿Les redes sociales contribuyen a la proliferación de estos mitos?

La educación nutricional ha mejorado mucho, pero hay una sobrecarga de información. En las redes sociales hay muchos influencers que dan su opinión sin ser nutricionistas, y a menudo promueven productos o métodos milagrosos que probablemente no tienen ninguna eficacia. Por eso, se recomienda contar siempre con la ayuda de un profesional cualificado que pueda orientar, detectar las dificultades personales y ofrecer opciones adecuadas. No existe una dieta válida para todo el mundo porque cada persona necesita un plan adaptado a sus necesidades y circunstancias.

¿Fármacos como el Ozempic son una solución efectiva para la pérdida de peso?

Varios estudios han demostrado que el Ozempic puede provocar una pérdida de peso. Aun así, lo que nos preocupa es la manera como se consigue esta pérdida: el medicamento actúa aumentando ciertas hormonas de saciedad que, al mismo tiempo, incrementan la insulina. El principal problema de este tratamiento es que, cuando se deja de tomar, a menudo aparece un efecto rebote. Por eso, siempre decimos que este tipo de tratamientos sólo funcionan realmente si, detrás, hay un cambio de hábitos alimentarios.

De esta manera, cuando se abandona el medicamento, la persona ya ha incorporado rutinas que le permiten mantener un peso adecuado. Si no es así, es muy probable que, al retirarlo y volver a regularse el sistema del apetito, aumente la ingesta energética y se recupere el peso perdido (que es lo que acostumbra a pasar). Además, son tratamientos bastante caros. En algunos países en vías de desarrollo, muchas personas no llegan a completar las dosis por motivos económicos, lo abandonan y acaban sufriendo el efecto rebote.

El gran problema es que, al no haber adquirido buenos hábitos alimentarios, vuelven a los patrones anteriores y, en algunos casos, acaban peor de cómo estaban antes.

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