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ENTREVISTA

Pere Enciso, economista: «Los jóvenes priorizan tener tiempo para vivir la vida a un ascenso laboral»

¿Por qué cada vez es más difícil independizarse? El economista leridano Pere Enciso reflexiona sobre las causas estructurales de la crisis de la vivienda y la precariedad laboral que afecta directamente al futuro de la juventud.

Pere Enciso - AMADO FUROR

Pere Enciso - AMADO FUROR

Laia Berenguer
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LAIA BERENGUER LUMBIERRES
LLEIDA

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¿Por qué cada vez es más difícil independizarse? En las comarcas leridanas, sólo un 16,6% de los jóvenes entre 18 y 29 años lo ha conseguido, mientras la media española de emancipación ha crecido de los 28 a los 30 años en la última década. El economista leridano Pere Enciso reflexiona sobre las causas estructurales de la crisis de la vivienda y la precariedad laboral que afecta directamente al futuro de la juventud. La especulación inmobiliaria y la falta de políticas públicas, explica, han convertido la vivienda en un bien de inversión, y la falta de empleo de calidad impide a los jóvenes construir su futuro con autonomía.

¿Acceder a una vivienda siempre ha sido igual de complicado que ahora?

El acceso a la vivienda se ha ido complicando mucho en las últimas décadas. Antes, la inflación favorecía su compra, ya que los sueldos subían mientras las cuotas hipotecarias se mantenían estables. A partir de los años 90, sin embargo, la vivienda dejó de considerarse un bien de primera necesidad para convertirse en un producto de inversión, hecho que alimentó la especulación y la entrada de fondo que compraban pisos en massa. La situación se agravó cuando la administración dejó de construir viviendas de protección oficial y confió en que el mercado libre regulara los precios, cosa que no ha pasado.

¿Qué puede revertir esta situación?

Hace falta aplicar impuestos más altos a los grandes tenedores y desincentivar la especulación, pero sin perjudicar a los pequeños propietarios. La vivienda es esencial para la emancipación juvenil. Los gastos mensuales de cada núcleo familiar no tendrían que superar el 33% de los ingresos, para evitar posibles situaciones de pobreza.

Se pone el foco en crear políticas de vivienda pública, en lugar de la creación de empleo de calidad.

Toda la razón. Tiene que existir una relación directa entre lo que necesita una persona para vivir y los ingresos que tiene. Una persona que trabaje a media jornada y cobre 1.000 € al mes (siendo generosos) no se podrá independizar. Hay quien dice que a los jóvenes les gusta compartir piso, pero es sólo una justificación para que la gente no se cuestione la situación actual. A la hora de definir un salario, se tienen que tener en cuenta los gastos personales. Las empresas tendrían que buscar mecanismos para cubrir estas necesidades.

¿Se tendría que fomentar más la Formación Profesional (FP) que los estudios universitarios?

La FP es muy necesaria. Las universidades eran más baratas que montar escuelas de formación, aunque ahora se ha creado la formación profesional dual, inspirada en el modelo inglés. Hay mucha demanda de lampistas, electricistas, encofradores, albañiles, carpinteros o chóferes de camión y poca gente que se quiera formar, aunque estas profesiones tengan unos buenos sueldos. Se tiene que potenciar la FP al máximo y dar facilidades en todos los aspectos. Ahora bien, los hábitos de consumo están cambiando y algunos oficios pueden dejar de ser relevantes. Los estudios universitarios también son necesarios, sobre todo los técnicos (ingenierías) y los vinculados a la atención a las personas (enfermería, medicina, educación, trabajo social). La administración tendría que ayudar en todo lo que pudiera.

¿Con qué panorama laboral se encuentra un joven que acaba de finalizar sus estudios?

Las personas que quieren trabajar y tienen una mínima formación, a los 30 años suelen encontrar trabajo o ya han tenido, todo depende mucho de la carrera. Ahora, por ejemplo, hacen falta profesores de catalán, una cosa impensable años atrás. La formación capacita a las personas para adaptarse a las circunstancias.

¿El actual mercado laboral hace que jóvenes altamente cualificados hagan trabajos de baja calificación?

Depende de la profesión y de si el joven está dispuesto a moverse de su entorno. En Barcelona es mucho más fácil encontrar trabajo de cualquier ámbito y hay carreras que requieren estar más dispuesto a trasladarse fuera. Es una decisión difícil y hay personas para todo. A veces compensa más permanecer en el territorio porque el equilibrio emocional y familiar puede ser más valioso que el profesional. Emigrar también tiene un coste. Pero, sí, el subempleo existe.

¿En este sentido, la economía de Lleida presenta alguna particularidad con respecto al resto de Catalunya?

Como Barcelona es tan cara, parece que Lleida sea asequible, pero los precios son más altos que en otras zonas de España, como Extremadura o Castilla. Hay gente que vive en Lleida y se desplaza uno o dos veces por semana a Barcelona por trabajo, prefieren no cambiar su hogar por la calidad de vida que los aporta. Valoran las relaciones sociales, la tranquilidad y poder acceder a una vivienda adaptada a sus posibilidades para construir un proyecto de vida serio.

¿Las mujeres tienen peores condiciones laborales?

No lo dudes. Todavía hay diferencias salariales porque, por desgracia, se sigue considerando el ingreso de la mujer como un complemento en el del hombre. Las estadísticas lo demuestran: hay entre un 20 y un 30% de diferencia salarial, a menudo disimulada por las categorías profesionales. Persiste el prejuicio de que la mujer, tarde o temprano, tendrá hijos y no se podrá dedicar tanto al trabajo, cosa que la perjudica. Aunque esta mentalidad ha disminuido, todavía es excesiva. Los trabajos mejor pagados siguen siendo para los hombres.

¿Qué priorizan los jóvenes de hoy día a la hora de buscar trabajo?

Se habla de qué priorizan el nivel de vida y es cierto. La gente más mayor, a menudo, no lo entiende: hay un choque generacional –que aceleró la pandemia– porque aquello que antes se consideraba prioritario, ahora ya no lo es tanto. Los jóvenes de hoy día tienen claro que el trabajo es una fuente de ingresos, no una forma de realizarse personalmente, por lo tanto, priorizan que el oficio los permita vivir más allá. Preferirán tener tiempo para disfrutar de la vida, antes que trabajar duramente para ascender y en el futuro llegar a ocupar un alto cargo. No quieren dolores de cabeza, ni estar pendientes del trabajo fuera de horas. Es un cambio generacional que cuesta entender y que a menudo genera críticas hacia la juventud.

¿Es realista hablar de los jóvenes como si todos tuvieran las mismas necesidades y oportunidades?

Normalmente, se habla de los jóvenes como un grupo homogéneo, pero no es así. Son un colectivo heterogéneo y, por lo tanto, no hay soluciones universales. Cada joven está condicionado por su entorno familiar (ingresos, nivel cultural, estabilidad, zona de residencia —rural o urbana—) y por las redes sociales a que haya construido. Estos factores pueden facilitar o dificultar la creación de un proyecto de vida satisfactorio. Cada uno tiene unas ilusiones y aspiraciones, y la obligación de la sociedad es facilitar al máximo la viabilidad de su proyecto vital. Es un aspecto que hay que tener muy en cuenta.

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