ARTESANÍA
Mucho más que muñecos: una leridana pinta bebés ‘reborn’ y abre su propio negocio
La leridana Meritxell Vázquez pinta bebés ‘reborn’ a mano y ha emprendido su propio negocio. El precio puede oscilar entre los 160 y los 5.000 euros, pues se consideran piezas de coleccionista

Vázquez té una ‘bressol’ al seu taller de Cappont, amb més d’una desena d’exemplars exposats. Alguns, explica, ja venuts. - JORDI ECHEVARRIA

Cada pestaña y cada pelo de su cabeza están puestos uno por uno, y todos los detalles de su rostro y cuerpo están pintados a mano. - JORDI ECHEVARRIA

Vázquez tiene una ‘guardería’ en su taller de Cappont, con más de una decena de ejemplares expuestos. Algunos, explica, ya vendidos.

- JORDI ECHEVARRIA

A la izquierda, Vázquez, trabajando en su taller. A la derecha, junto a dos muñecos ‘toddler’, de ‘más edad’ que los bebés.

Mucho más que muñecos - JORDI ECHEVARRIA

Mucho más que muñecos

Mucho más que muñecos
Acompañar, entretener y tranquilizar. Aquellos que tienen un bebé reborn, muñecos hiperrealistas pintados artesanalmente, aseguran que producen “una sensación de paz”. Es el caso de la leridana Meritxell Vázquez, quien de su pasión ha emprendido un negocio. Desde el pasado septiembre, regenta Reborn For You, un local en el barrio de Cappont (calle Cronista Muntaner, 14) donde expone casi una veintena de prototipos de muñecos reborn que elabora ella misma. “Siempre me han llamado la atención y no fue hasta hace dos años que me atraví a pintar uno, sin mirar ningún tutorial, a ver cómo me salía”, explica. Fue entonces cuando descubrió que tenía talento y decidió explotarlo.
Tras recibir formación y completar diferentes cursos, Vázquez se dedica a tiempo completo a crear reborns. Los adquiere por internet, a través de kits que contienen las diferentes partes del cuerpo por separado y sin pintar, como un lienzo en blanco. “Cada vez que me llega uno, empiezo a imaginar qué aspecto podría tener: su tono de piel, de pelo y qué moteado le quedaría mejor”, explica.
Para hacerlos todavía más realistas, les añade todo lujo de detalles con su pincel a mano alzada, como expresiones faciales, venas, pliegues, sombras e incluso pequeños arañazos u otras marcas habituales en recién nacidos.
Tras cada capa de pintura, las piezas deben pasar por el horno y “algunas pueden tener 15 capas o más”, por lo que el proceso de elaboración de cada ejemplar puede tardar varias semanas. Vázquez también acepta encargos personalizados que “salen mucho más caros”, admite, porque “crearlos es un arte y se convierten en piezas de coleccionista. El precio lo pone cada uno. Puedes encontrar bebés reborn a desde 160 euros hasta los 5.000”, asegura.
Desde que empezó, Vázquez ha elaborado y reparado cerca de una cincuentena de ejemplares de diferentes materiales –los más frecuentes, vinilo y silicona– y los ha expuesto en ferias especializadas. “Emprender este proyecto a mí me ha dado la vida y, gracias a ello, he conseguido que los trastornos que padecía pasaran a un segundo plano”, concluye.