Los chats y buscadores IA, contados
Todo tipo de información con el fin de ver como alza o baja su uso y su cuota de mercado y marcar tendencias.

Los buscadores IA, contados
Este año el tema central de nuestra vida ha sido, sin ningún tipo de duda, la inteligencia artificial (IA), aunque los catalanes hayamos optado por escoger vespreig como palabra del año. Cosas que pasan. En todo caso, aquí se habla de la IA, cosa que hasta hace poco no podíamos contabilizar.
Pero eso es de hace muy poco, ya que en internet hay entidades que calculan constantemente el uso que hacemos de las cosas. El más popular de este ámbito es StatsCounter, que se encarga de calcular cuántos usuarios hacemos ir diariamente elementos de nuestro día a día digital: buscadores, navegadores, marcas de telefonía, sistemas operativos o resoluciones de pantallas. Todo tipo de información con el fin de ver como alza o baja su uso y su cuota de mercado y marcar tendencias.
Desde hace unos meses, esta plataforma también calcula el porcentaje de uso de los chats basados en IA por todo el mundo. ¿Y cómo estamos? Pues para sorpresa de nadie, ChatGPT, de OpenAI, lidera la clasificación con un 80% de cuota mundial. Cifra que baja significativamente a los Estados Unidos, que lidera, precisamente, esta revolución industrial.
En el país norteamericano, y según StatsCounter, la cuota baja unos cuantos puntos, con Copilot de Microsoft con un 9%, seguido del chatbot Perplexity y el Gemini de Google con un 3,5%.
Estos datos chocan con las que da la plataforma FirstPage SAGE, que según su analítica interna apunta a un panorama un poco más equilibrado, con un ChatGPT que lidera, pero con un 60% de la cuota de mercado, seguido de cerca por Copilot y Gemini, con un 14% y un 13%. Con respecto a crecimiento mensual, los que más destacan son Gemini y Claude AI.
En todo caso, si las plataformas de control de cuotas de mercado han adoptado la clasificación y categoría de chatbots e IA, significa que prevén que su papel en la sociedad y economía del futuro sea primordial.
Y hablando de métricas, eso también plantea retos a resolver, como el llamado tráfico fantasma que se produce cuando una IA accede a una web para responder una consulta que haga un usuario. ¿Se tienen que sumar estas visitas a la analítica real?