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El bajo precio de la paja desincentiva su recogida y eleva el riesgo de incendio

Su combustión fue la principal causa de la virulencia que tuvo el fuego en Torrefeta

La potencia calórica de la paja es similar a la de la madera. - E.B.D.

La potencia calórica de la paja es similar a la de la madera. - E.B.D.

Lleida

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Las bajas cotizaciones de algunos productos agrarios comienzan a tener efectos ambientales y en la seguridad de los bienes y las personas: este verano recoger la paja de cereal, el subpoducto en el que se convierte el tallo tras la siega de la miés, supone para el agricultor asumir una pérdida económica y para el campo un mayor riesgo de incendio.

El bajo precio al que este año cotiza la paja de cereal por la abundancia de cosecha en toda la península comienza a tener consecuencias más allá de las económicas: el desincentivo que genera esa remuneración hace que mucha de esa paja se quede este año sin recoger al no resultar rentable esa tarea para el agricultor, y eso está elevando el riesgo de incendio en los terrenos agrarios, tal y como ocurrió en el virulento incendio declarado el 1 de julio en Torrefeta i Florejacs y que arrasó 5.577 hectáreas, la mayoría de campos, en el Urgell, la Segarra y la Noguera, y segó dos vidas.

“Este año la paja va muy barata y muchos agricultores no la recogen. Hay campos que llevan veinte días cosechados y la paja sigue allí”, explican fuentes de Unió de Pagesos, en una descripción que se corrobora por sí sola, a simple vista, en cualquier zona cerealista de Ponent.

El motivo es económico: la tonelada de paja cotiza este año a 55 €/tn en la Lonja de Vic (a 53/60 en la de Binéfar) cuando en julio alcanzaba los 80, 150 y 80 los tres años anteriores. En Toledo, mercado de referencia, va a 50 tras bajar 4 €/tn en una semana frente a los registros de 73 y 125 de 2024 y 2023. No pasa de 30 en Valladolid y Palencia y va sin precio en León.

Eso hace que, más allá de quien la tiene vendida en el campo (sin asumir la recogida) y quien la utiliza para su ganado, la paja apenas se acopia este año por un simple cálculo: un rendimiento alto, de 6.000 kg de cereal por hectárea, deja 2.400 de paja que, con esa horquilla de precios, suman un valor de 96 a 120 euros, menor que el coste de empacarla (embalarla).

La presencia de la paja en los campos tiene consecuencias ambientales, tal y como advierte el CTFC (Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya) en su comunicado sobre el incendio de Torrefeta.

El siniestro se produjo “en un paisaje con poca superficie boscosa, pero en el que los campos de cereal estaban pendientes de recolección o de recogida de la paja”, es decir, en “un paisaje homogéneo y continuo muy vulnerable en este período de la siega debido a la gran acumulación de paja y hierba provocada por la lluvia de primavera”.

El incendio presentó, añade, “comportamientos extremos debido a la piroconvección”, un fenómeno que generó “una gran cantidad de energía liberada en poco tiempo” por tres motivos: “la cantidad de combustible fino disponible, la atmósfera inestable y la interacción con los dos frentes de las tormentas que le han afectado”.

La paja, pese a su baja densidad, tiene un poder calorífico similar al de la madera, la celulosa, el cartón y las maderas de abeto seco o de roble.

Diez millones para restaurar las zonas arrasadas y prevenir fuegos

El Consell Executiu de la Generalitat aprobó ayer un paquete de medidas urgentes para prevenir incendios y para restaurar los daños de los últimos fuegos, para lo que utilizará una reserva del fondo de contingencia de 10 millones de euros. La hoja de ruta prevé contratar personal y maquinaria para las tareas de restauración de las zonas afectadas y redactar los planes de prevención de incendios del Parc Natural dels Ports y de la reserva natural de Mas dels Melons. El acuerdo del Govern también incluye reforzar la estructura del Grupo Especial de Prevención de Incendios Forestales (GEPIF) con tres nuevas unidades estratégicas permanentes en la Segarra, las Terres de l’Ebre y el sur de Girona, lo que supondrá una ampliación de 36 efectivos, entre jefes de equipo, conductores y operadores de radio, entre otros. Se ampliarán los medios disponibles con cuatro camiones con brazo desbrozador, ocho todoterrenos pick-ups equipados con quid de agua, dos tractores forestales, cuatro robots desbrozadores teledirigidos y dos máquinas biotrituradoras.

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