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Club de jóvenes y mayores

La Llar de Jubilats de Llardecans era un teleclub hace seis décadas y ahora los mayores comparten el local con las nuevas generaciones del pueblo. Revolucionó la vida social de la localidad y contribuyó al fortalecimiento de relaciones, muchas de las cuales se mantienen

De izquierda a derecha, Mateu, Pinyol, Miró, Bonastra y Cebrià. - M. CODINAS

De izquierda a derecha, Mateu, Pinyol, Miró, Bonastra y Cebrià. - M. CODINAS

Marc Codinas
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Lo que comenzó en los años 60 en Llardecans como un teleclub –locales sociales que buscaban culturizar a través de la televisión y fomentar la convivencia vecinal–, se transformó con el tiempo en la Llar de Jubilats, un espacio donde sus antiguas usuarias y usuarios continúan tejiendo comunidad. Además, el edificio cumple ahora una doble función: la planta superior ha sido recuperada para que las nuevas generaciones sigan teniendo un espacio en el que reunirse.

Conchita Mateu, Carme Pinyol, Esther Miró, Maria Teresa Bonastra y Dolors Cebrià son algunas de las usuarias más veteranas del lugar, antiguamente conocido como el Club. Acudían entonces para mirar la televisión, bailar o escuchar música, mientras que ahora participan en las actividades que organiza la Llar –talleres, sesiones de gimnasia y conferencias–, manteniendo vivo el espíritu de comunidad que cuenta con un centenar de socios, los mismos que el antiguo Club. Miró destaca que “amigos de pueblos vecinos siempre nos decían que éramos muy afortunadas de tener un espacio así, pues compartir tantas tardes juntos fortaleció muchas relaciones”. Por su parte, Bonastra añade que, aunque con la edad se dispersaron más al disponer de coche y más autonomía, “al estar acostumbradas a hacer celebraciones juntas nos seguimos juntando”.

Mosén Rosselló fue clave para la creación del teleclub, revolucionando la vida social de los jóvenes del pueblo, que pagaban una simbólica cuota mensual para su mantenimiento. A finales de los setenta, tras un pequeño incendio que no dañó la estructura, El Club quedó temporalmente en desuso y fue reformado para acoger una guardería. Finalmente, se convirtió en la actual Llar y hasta cumplir su doble cometido.

Un revulsivo comunitario en las zonas rurales

Los teleclubs fueron una iniciativa del ministerio de Información y Turismo, dirigido por Manuel Fraga Iribarne en los años 60 durante el franquismo, para llevar la televisión y la cultura a los pueblos rurales de España. En el caso del de Llardecans, acogía incluso proyecciones de cine. Así lo recuerda Conchita Mateu, que a menudo visitaba la oficina del ministerio en la ciudad de Lleida para tomar prestadas películas con el fin de proyectarlas. “Recuerdo viajar siempre con el coche de línea a Lleida y volver cargada con una pesada maleta con películas, que luego mirábamos juntas”, detalla.

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