Vecinos de un pueblo de Lleida reviven cómo era la vida de los soldados durante la Guerra Civil
Recreación histórica con una quincena de figurantes de distintos grupos de aficionados, que mostraron réplicas de armas usadas por los republicanos

Los visitantes pudieron observar réplicas de ametralladoras- Ajuntament d'Almatret
El Cingle de la Pena de Almatret regresó el pasado fin de semana a los días de la Guerra Civil, gracias a una recreación histórica que permitió a vecinos y visitantes viajar en el tiempo y conocer de cerca cómo era la vida en las trincheras. Esta iniciativa, impulsada por varios grupos de recreación histórica –XV Brigada Mixta, Pàndols 38, Grupo de Recreación Primera Línea y Voluntarios de Fayón–, reunió a 15 recreadores que, uniformados y equipados con réplicas fieles de armas y material militar, divulgaron la memoria de uno de los enclaves más singulares del municipio.

Els grups de recreació històrica van muntar un hospital de campanya. - AJUNTAMENT D’ALMATRET
“Es un lugar muy especial”, explica Joel Ametlla, experto en fortificación y uno de los organizadores de la jornada. Destaca que, más allá del rigor histórico, el objetivo era acercar el patrimonio local a la ciudadanía y fomentar el orgullo por una parte de la historia que, durante años, ha pasado desapercibida. “Queríamos que los vecinos pudieran conocer de primera mano cómo era la vida en las trincheras, que vieran el valor patrimonial del entorno”, señala. Los asistentes pudieron recorrer el observatorio de artillería, la trinchera y los antiguos emplazamientos para ametralladoras, todos ellos recuperados y acondicionados días antes por los propios recreadores, que se encargaron de desbrozar la zona y limpiar la maleza acumulada tras las últimas lluvias.

Figurantes, en las trincheras del Cingle de la Pena.
Uno de los principales atractivos fue la exposición de réplicas de armas históricas, entre ellas una ametralladora ligera Maxim-Tokarev –de fabricación soviética y la primera de este tipo en servicio–, fusiles máuser, una ametralladora Hotchkiss M1914 y otras piezas de origen checo.
La recreación incluyó también la instalación de un pequeño hospital de campaña, donde se explicó cómo funcionaba la sanidad militar durante la Batalla del Ebro: desde el triaje de heridos hasta los hospitales de sangre o de primera línea, donde el personal médico se limitaba a enfermeros y la mayoría de los camilleros eran soldados.