Una avería en la línea de Caspe desvía al día a Lleida 45 trenes y pone al límite su capacidad
Un desprendimiento hace dos semanas mantiene cortada desde entonces la vía en Aragón. El corredor de mercancías de Zaragoza a Lleida y el Mediterráneo registra habitualmente entre 15 y 20 convoyes

Trenes de mercancías estacionados en cerca de Lleida-Pirineus, ayer. - AMADO FORROLLA
La capacidad ferroviaria de Lleida se encuentra al límite tras haber tenido que absorber la circulación de casi medio centenar de trenes cada día entre el nodo de Zaragoza y el Mediterráneo, como consecuencia del cierre de la vía de Caspe por un desprendimiento.
Esta situación se mantiene desde hace dos semanas y se va a prolongar hasta comienzos de julio. Las previsiones de reapertura se sitúan en el 2 de julio, el próximo miércoles, aunque fuentes ferroviarias apuntaron que puede retrasarse.
El tráfico habitual de trenes de mercancías por Lleida, cuya vía absorbe el tráfico en dirección al litoral desde el nodo de Zaragoza, que conecta los flujos del norte del Estado y una parte de los del corredor de Algeciras, además de los intermedios entre Lleida y Aragón, se sitúa actualmente entre los 15 y los 20 convoys diarios.
El cierre de la vía de Caspe ha disparado hasta las 45 el número de circulaciones diarias, ya que ha desviado hacia la línea del norte (Zaragoza-Mediterráneo por Lleida) todo el tráfico que antes se dirigía hacia Zaragoza desde los puertos de Barcelona y de Tarragona. A eso se le añade que desde el 15 de febrero está cerrada la línea Zaragoza-Valencia por Teruel, lo que ya había provocado el desvío de una parte de ese tráfico hacia los ejes de Lleida y de Caspe.
El tráfico de mercancías se concentra en las franjas horarias de la noche, para permitir los trabajos matutinos de mantenimiento y facilitar la circulación de los escasos convoys de pasajeros que utilizan el eje Barcelona-Tarragona-Lleida-Zaragoza. Sin embargo, el aumento del tráfico ha hecho que gestionarlo comience a ser “complicado”, explicaron fuentes ferroviarias, al tratarse de un eje de una sola vía.
De hecho, algunos operadores ferroviarios privados han optado por suspender fletes hasta que se normalice la situación y la reapertura de la vía de Caspe despeje la de Lleida.
El hecho de disponer de una sola vía y el mayor tamaño de los trenes, que salvo los de mercancías peligrosas son de 500 metros, reduce el número de estaciones en las que pueden ser apartados para facilitar la circulación, lo que añade dificultades. La interrupción del tráfico, adelantada por el Periódico de Aragón, es consecuencia de un desprendimiento de tierras provocado por las intensas lluvias de hace dos semanas y localizado entre Quinto de Ebro y La Puebla de Híjar.
n La incidencia en la línea de Caspe que ha puesto al límite la capacidad de la red leridana llega mientras avanza el proyecto de la autopista ferroviaria, que prevé acondicionar la actual línea que une Tarragona, Lleida y Zaragoza para transportar en trenes las cajas de mercancías de camiones articulados. Deberá enlazar con el Corredor Mediterráneo y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) ha adjudicado ya los primeros trabajos, como la construcción de tramos de vía donde apartar trenes. Por su parte, el ministerio de Transportes ha adjudicado la redacción de proyectos que plantean desde desdoblar vías hasta definir el trazado de una posible variante en Lleida para evitar el paso por la ciudad de convoyes de mercancías peligrosas. Todo ello se enmarca en la estrategia estatal para aumentar el tráfico ferroviario de mercancías y reducir las emisiones a la atmósfera del transporte pesado por carretera.