TURISMO
Los dueños de la montaña de Tor mueven ficha para poner límites a los viajes organizados
Los propietarios envían notificaciones a una veintena de firmas andorranas. Instalarán nuevos carteles para prohibir el paso a visitantes no autorizados

Imatge del comiat de solteres, ahir a Tor
La sociedad de propietarios de Tor ha notificado a más de una veintena de empresas turísticas de Andorra que tienen la obligación de pedir permiso para llevar visitantes en viajes organizados a esta montaña en el municipio de Alins, de propiedad privada y limítrofe con el Principat. Con ello tratan de poner coto a las excursiones en todoterreno a través del puerto de Cabús, pero el problema por ahora persiste. El año pasado enviaron notificaciones a una quincena de firmas andorranas.
La montaña de Tor forma parte del Parc Natural de l’Alt Pirineu, y las actividades con vehículos motorizados en este espacio protegido requieren autorización. Cuando alguien solicita permisos que afectan a Tor, la dirección del parque consulta a los propietarios de la montaña. Solo si ellos están de acuerdo y la actividad propuesta se ajusta a la normativa catalana se conceden los permisos. Sin embargo, empresas andorranas incumplen a menudo la obligación de pedir autorización.
Exigir a las empresas turísticas andorranas que pidan autorización para entrar en Tor es una de las medidas que han puesto en marcha los propietarios para limitar la elevada afluencia de turistas que la montaña ha recibido en los últimos años. Se acentuó a raíz de la publicación del libro y la serie televisiva del periodista Carles Porta sobre las disputas por la propiedad de la montaña que desembocaron en tres asesinatos.

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Por otra parte, los propietarios prevén instalar nuevas señales que prohíban de forma expresa el acceso a Tor a personas no autorizadas. Fuentes de la sociedad puntualizaron que no se oponen a que excursionistas visiten la montaña de forma individual o en pequeños grupos, pero indicaron que, con esta fórmula, esperan evitar cualquier responsabilidad en caso de accidente dentro de las 2.600 hectáreas de su propiedad.
La explotación turística de la montaña no es una prioridad para sus dueños, y algunos creen que la popularidad de Tor supone poco más que deterioro de la pista que conduce al pueblo, daños que reparar y basura que recoger. En cambio, se han ido reactivando usos tradicionales de la montaña como los pastos de ganado.