El nombre de una mala hierba que se usó para menospreciar a las mujeres y que ahora es la marca de una prenda de ropa
En algunos pueblos de Lleida el término se usaba "de forma despectiva para referirse a las niñas que nacían en familias que esperaban un varón”
Se trata de una línea de pantalones pensada para moverse con libertad y para resignificar el cuerpo y la memoria

Anna Cabal, luciendo la prenda que tiene en la ‘cugula’ su principal inspiración. - J.GÓMEZ
Lo que comenzó con la necesidad de encontrar una prenda cómoda para bailar se ha convertido en un proyecto textil cargado de simbolismo, memoria feminista y sentido colectivo. La artista de Mollerussa Anna Cabal, vinculada al mundo de las artes escénicas, ha impulsado junto a su compañera Rocío una línea de pantalones pensados no solo para acompañar el cuerpo en movimiento, sino también para rendir homenaje a las mujeres no deseadas, invisibilizadas o marginadas. El nombre y símbolo del proyecto: la ‘cugula’.
“Es una planta considerada una mala hierba, una especie que crece en los márgenes, resistente, difícil de arrancar. Pero también es un término que, en algunos pueblos de Lleida, se usaba de forma despectiva para referirse a las niñas que nacían en familias que esperaban un varón”, explica Anna Cabal. La planta, conocida también como avena silvestre, pasa así de ser una etiqueta peyorativa a convertirse en un emblema de resistencia y resiliencia.
El proyecto nace el año 2024 de manera casi artesanal, cuando Cabal, ante la falta de prendas cómodas y estéticas para bailar, pide a su madre (Dolors, modista) que le confeccione unos pantalones adaptados a sus necesidades. Los nuevos pantalones comienzan a llamar la atención en talleres y encuentros de danza, y la idea se amplía cuando se suma Rocío, diseñadora gráfica y también artista del movimiento. Juntas comienzan a experimentar con todo tipo de tejidos, formas y bordados, hasta dar con un diseño cómodo, fluido y cargado de identidad.
“La idea era crear una pieza que no solo fuera funcional, sino que tuviera un sentido profundo”, señala Cabal. Ese sentido lo encontraron al conocer el proyecto Sóc Cugula de la artista Núria Costa Balàs, que rescata la historia del término y lo transforma en símbolo de dignidad. “Me tocó profundamente, como mujer, como artista y como leridana”, confiesa.
El diseño definitivo incorpora el dibujo de una cugula en el margen derecho del pantalón. Una presencia sutil pero firme, como la planta. Las primeras versiones se realizaron con telas sintéticas, luego con viscosa, y actualmente el modelo se produce mayoritariamente en algodón, atendiendo a criterios de sostenibilidad y comodidad. Aunque nacidos del mundo de la danza y el yoga, los pantalones han encontrado una recepción más amplia. “Los llamamos pantalones para el movimiento porque entendemos que moverse no es solo bailar: es caminar, vivir, respirar. Y eso lo hace todo el mundo”, apunta Cabal. El diseño, además, ha tenido muy buena acogida entre hombres, especialmente en espacios artísticos, donde la indumentaria sin género es bienvenida.
Más allá del diseño textil, el proyecto se inscribe en una corriente cultural más amplia que está resignificando el término ‘cugula’ en el territorio de Lleida. Desde 2019, con el trabajo de Núria Costa, pasando por la creación de la asamblea LGTBI+ La Cugula en el Solsonès en 2020, el libro ganador del Maria-Merçè Marçal de poesía Ulls de Cugula de Jaume Suau en 2021, hasta la reciente publicación del ensayo Cugula de Ivet Eeroles en marzo de 2025, se han ido tejiendo relatos que dignifican lo marginal y feminizan la resistencia. “Es muy bonito ver cómo se está recuperando esta palabra para darle una nueva vida. Una vida que habla de nosotras, de nuestras madres, de las que no fueron bienvenidas pero florecieron igual”, reflexiona Cabal.
Actualmente, las creadoras presentan los pantalones en encuentros de danza, ferias y espacios culturales, donde montan su propia parada y también desde su cuenta de Instagram: lacuguladansa.