SEGRE

ECOLOGÍA

Operación rotenona en el Pirineo

El CSIC logra que insectos y anfibios autóctonos repueblen un lago estanco de Aran tras erradicar de él los peces invasores con un tóxico orgánico. El plan, también activado en el Sobirà, busca recuperar la biodiversidad pirenaica y crear reservorios biológicos

Actividad divulgativa en un lago de alta montaña. - LIFE RESCUE ALPYR

Actividad divulgativa en un lago de alta montaña. - LIFE RESCUE ALPYR

Lleida

Creado:

Actualizado:

En:

El objetivo principal es disponer de reservorios de biodiversidad local en algunos lagos, y el segundo es dar a conocer que hay un problema y generar opinión pública”, explica Marc Ventura, científico del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) y coordinador del programa europeo Life Rescue Alpyr, que pretende eliminar especies invasoras de varias masas de agua pirenaicas, dar espacio a las autóctonas para que regresen a esos espacios y recuperar la conectividad entre esos ecosistemas.

En las dos actuaciones del programa desarrolladas en Lleida, una centrada en el lago Manhèra del complejo lacustre de Colomèrs (Aran) y otra con el de La Gola, en los Tres Estanys (Pallars Sobirà), como escenario central, ha tenido un papel clave la rotenona, un líquido de síntesis orgánica que resulta mortal para los peces de manera prácticamente instantánea por su respiración por branquias y que se volatiliza del agua con rapidez. Su uso como piscicida (mortal para los peces) en los lagos pirenaicos de Lleida ha sido pionero en Europa.

Su aplicación ha erradicado la fauna piscícola de los lagos, básicamente integrada por un pequeño depredador de alevines de salmónidos, anfibios, insectos e invertebrados llamado foxino o piscardo (veró en catalán), introducido por pescadores que lo usan como cebo, y por las truchas, que también llegaron de manera artificial a los lagos de alta montaña, aunque en este caso hace siete siglos.

“La prioridad es la lucha contra el veró, que se introduce ilegalmente y perjudica a muchas especies”, anota Ventura. La trucha tampoco es inocua para el resto de animales. Así, al devorar sus renacuajos ha resultado clave en el declive del tritón, un anfibio del que Aigüestortes conserva un linaje único en el mundo y del que hay ejemplares en Colomèrs “en número muy reducido”, añade. “La trucha tiene impacto” en otras especies autóctonas, explica, porque “come lo más grande que encuentra, a veces truchas pequeñas. Pero su impacto es compatible. El del veró es mil veces mayor”.

¿Y qué ha ocurrido en esos lagos tras aplicar la rotenona? Es pronto para saberlo en La Gola y los Tres Estanys, donde se hizo a comienzos de septiembre pero donde no van a poder tomar muestras hasta la próxima primavera. “El lago va a congelarse en noviembre o diciembre, y estará así seis meses. La nieve crea un aislamiento que deja el agua a 4º y las especies que lo habitan se aletargan”, señala Ventura. En primavera intentarán los primeros rastreos de peces con redes, pero los primeros muestreos de fauna acuática no llegarán hasta julio.

En Manhèra, donde la aplicación se realizó en 2024, “los resultados preliminares son positivos”, anota el científico, aunque para confirmar la eliminación de los peces falta que pase otro año sin rastro de ellos. “Todo apunta a que el tratamiento ha sido un éxito”, señala, ya que, además, “este año tras el deshielo había una biodiversidad superior a la de años anteriores. Hay especies de anfibios y de invertebrados que lo han recolonizado. Había reservorios de ellas en lagos cercanos, pero no iban porque se las comían”.

Una de ellas es, junto con algunos coleópteros y tricópteros, la rana bermeja, una de las once especies que el programa pretende recuperar y dotar de conectividad a sus espacios pirenaicos.

La lista la completan otros dos anfibios (tritón y sapo partero), siete murciélagos (barbastela, ratonero grande, mediano y forestal, orejudo alpino, pequeño de herradura y nóctulo grande) y un mamífero como el desmán.

Una cadena de lagos para reducir riesgos

El uso de la rotenona en los Tres Estanys, en la cabecera del río Unarre en la Guingueta d'Àneu, levantó recelos entre los vecinos de la zona ante el temor a que el tóxico orgánico (lo sintetizan algunas plantas asiáticas) pudiera causar problemas de salud pública o afectar al ganado. “El riesgo para las personas es cero, se utilizan concentraciones muy bajas que resultan mortales para los peces porque se volatilizan rápidamente del agua”, explica Marc Ventura, del CSIC. Utilizar una cadena de lagos elevaba la dilución y reducía el riesgo.

Titulars del dia

* camp requerit
Subscriu-te a la newsletter de SEGRE
tracking