SEGRE

ENTREVISTA

Alberto Velasco: «La publicidad de Aragón del arte que se llevó del Museu de Lleida es un escarnio»

Ésta es la opinión del historiador del arte Alberto Velasco, que la ha expresado en su columna semanal en SEGRE y el artículo se ha convertido en viral. Velasco es pesimista sobre lo que dirá el Supremo sobre el arte de la Franja y el de Sijena

«La publicidad de Aragón del arte que se llevó es un escarnio» - RAFA ARIÑO

«La publicidad de Aragón del arte que se llevó es un escarnio» - RAFA ARIÑO

Josep Grau

Creado:

Actualizado:

En:

La publicidad que el gobierno de Aragón ha insertado en algunos medios de Barcelona sobre el arte que la Guardia Civil se llevó del Museu de Lleida es un escarnio para los catalanes. Ésta es la opinión del historiador del arte Alberto Velasco, que la ha expresado en su columna semanal en SEGRE y el artículo se ha convertido en viral. Velasco es pesimista sobre lo que dirá el Supremo sobre el arte de la Franja y el de Sijena. Y no solo eso. “Atención”, dice: la jurisprudencia puede provocar nuevos frentes contra el Museu de Lleida y el MNAC.

Felicidades por los 500 retuits del último Dit a l’ull [la columna del viernes en SEGRE]. En el escrito habla de anuncios en Catalunya del gobierno de Aragón sobre el arte que se llevó la Guardia Civil del Museu de Lleida.

En Catalunya nada es normal cuando el conflicto con España sobrevuela alguna cuestión. Y en lo de Sijena y el arte de la Franja, este conflicto es una variable que no puede obviarse nunca a la hora de entender o valorar determinadas acciones. Lo que más cuesta asumir es que dos diarios, en principio, catalanes, arraigados en el país que les ha visto nacer (aunque diría que por objetivos y misión hace tiempo que lo han dejado de ser), como son La Vanguardia y El Periódico, se vendan por un puñado de euros y acepten ofrecer en sus páginas una publicidad que denota poco amor propio y que se convierte en un escarnio para los catalanes. Un escarnio perpetrado, además, por un gobierno vecino, el de Aragón, que se remoja en el charco de gasóleo como un jabalí cualquiera. Estos anuncios son la cara visible de una actitud impropia de un gobierno autonómico.

Si hay unanimidad científica en que la colección del Museu de Lleida no debía disgregarse, ¿por qué este criterio no se ha impuesto en los tribunales?

Porque existe un horizonte político y, sobre todo, ideológico que es lo que ha primado a la hora de redactar sentencias. Aquellos bienes debían ir a Aragón sí o sí, y las sentencias emitidas por los tribunales aragoneses son una buena prueba de cómo la legislación puede retorcerse hasta hacerle decir lo que tú quieras. Las sentencias de primera instancia y de la Audiencia de Huesca sobre el caso de los bienes muebles de Sijena son una muestra de ello, ya que el Supremo tuvo que corregirlas porque eran escandalosamente parciales. Al final los bienes han terminado en Sijena porque el alto tribunal tiró de un defecto de forma. Contra esta voluntad y poder de los tribunales es muy difícil luchar, y los abogados de la Generalitat y el obispado de Lleida no lo han tenido fácil.

¿Ha sido un error incidir jurídicamente en la propiedad del arte en lugar de hacerlo sobre la protección de las piezas catalogadas?

Es difícil de decir. En cualquier caso, en el ámbito legal, la cuestión de la propiedad es siempre troncal porque la idea de propiedad forma parte del cuerpo teórico del derecho desde que es una disciplina que rige el día a día de las personas, tanto si hablamos de derecho público como privado. Esto nos lleva, por así decirlo, a los tiempos de Mesopotamia y el Código de Hammurabi, porque las cosas siempre tienen un propietario. En cambio, lo de la protección de las piezas catalogadas, aunque regulado por el corpus legal catalán y español, siempre será menos relevante. Aparte está lo de la unidad de la colección del museo que, pese a ser una cuestión que tienen muy clara todos los organismos internacionales como ICOM, UNESCO y otros, además de expertos y técnicos, no tiene un reflejo en nuestro corpus legal y es difícil esgrimirlo como argumento jurídico. Sea como fuere, cuando estas situaciones se dan debería hacerse caso a los técnicos, pero no se ha hecho porque no interesaba o no era viable desde un punto de vista jurídico.

¿Se ha escuchado demasiado a los juristas y demasiado poco a los científicos?

No pienso que la Generalitat no haya escuchado a los técnicos. Yo, por ejemplo, me he sentido escuchado, y diría que la administración también lo ha hecho con otros técnicos que han sido muy importantes en la construcción de la arquitectura jurídica de nuestra defensa, como es el caso de Carmen Berlabé, recién jubilada como conservadora del Museu de Lleida, quien hizo una tesis doctoral que ha sido fundamental para nutrir argumentos. El problema ha sido que, primero, los tribunales eclesiásticos no quisieron entrar a valorar esta documentación en el caso del litigio del arte de la Franja, y ha ocurrido lo mismo con los tribunales civiles aragoneses. Es realmente alucinante que los tribunales civiles no hayan querido entrar a valorar estas pruebas. Veremos qué hará el Supremo, ahora que el tema está ya encima de su mesa. Sin embargo, soy pesimista y el tema pinta muy mal. Donde sí se ha equivocado la Generalitat, y mucho, es en la gestión comunicativa del asunto. A diferencia de Aragón, hemos sido miedosos y hemos ido a remolque de los mensajes lanzados desde la comunidad vecina. No hemos pensado una estrategia de combate y defensa en los medios.

A Anna Sàez la amenazaron con acciones legales por decir que en los museos, de madrugada, solo entran los ladrones. A mí me parece una afirmación de una precisión forense.

Ciertamente, en el cine, la televisión y los libros, es decir, en el ámbito de la ficción, estamos acostumbrados a ver que los ladrones entran de madrugada en los museos. El problema es cuando esto ocurre en la vida real.

¿Este litigio cuestiona la independencia judicial?

Por supuesto. Conviene recordar que la Guardia Civil entró la madrugada del 11 de diciembre de 2017 en el Museu de Lleida con un auto judicial que autorizaba a este cuerpo militar a entrar en él en virtud de la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Después, lo que se ha hecho en sede judicial es comprar un relato diseñado desde Aragón y construir unas sentencias que, parcialmente, lo asumían, aunque se han descartado aquellos argumentos más escandalosos, parciales y tendenciosos, que eran varios. En cuanto al resultado del litigio por los bienes muebles de Sijena, no solo ha sido nefasto para nuestros intereses, también para la independencia judicial, la seguridad jurídica e, incluso, diría que para la democracia. Ahora habrá que ver qué dice el Supremo sobre las pinturas murales de Sijena, un asunto sobre el que estos días está deliberando, y qué dirá sobre el caso del arte de la Franja, que acaba de llegar a su mesa. Soy muy pesimista en ambos casos. Y, atención, habrá mayores consecuencias en el futuro. La jurisprudencia de estos casos permitirá abrir nuevos frentes no sólo contra el Museu de Lleida para reclamarle más obras, sino que se abrirán contra el MNAC y otros museos catalanes. Esto lo veremos en un futuro no muy lejano. Tiempo al tiempo.

Titulars del dia

* camp requerit
Subscriu-te a la newsletter de SEGRE
tracking