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El Lleida pierde (0-2) y la afición le da la espalda

El Lleida pierde su imbatibilidad en casa al caer ante un Cornellà que se aprovechó del enésimo error defensivo de los azules para encarrilar el partido || El club volvió a vetar la entrada a varios aficionados y el equipo queda en puesto de promoción de descenso

El Lleida reclamó gol en esta acción de Guillem Martí, que el colegiado anuló por un fuera de juego más que dudoso.

El Lleida reclamó gol en esta acción de Guillem Martí, que el colegiado anuló por un fuera de juego más que dudoso.

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Si hace escasamente cinco meses el Lleida luchaba por ascender a la Segunda división A, ayer demostró que se encuentra en plena depresión, con los niveles de serotonina por los suelos y con el consiguiente estado de ánimo sumamente bajo. Perdió 0-2 ante el Cornellà en un partido en el que no mereció semejante castigo, pero la sensación, después de 13 jornadas, y seguramente no le faltan motivos para pensarlo, es de que la suerte le es esquiva con demasiada frecuencia. Los problemas en el terreno de juego no acaban de solucionarse y, tras perder ayer su primer partido de la temporada en casa, queda en el puesto 16, el que condena a disputar la promoción para evitar el descenso.

Pero si la situación deportiva es incómoda, la social sigue en caída libre, con unas gradas cada vez más vacías y disgustadas. Mientras sigue el veto a aficionados, los pocos que estuvieron ayer en el Camp d’Esports –rondarían los 500– despidieron al equipo con silbidos y pañolada, mientras que volvieron a ser habituales los cánticos contra el presidente (ver desglose).

El Lleida venía de dos partidos sin encajar goles. Ganó el pasado domingo por 1-0 al At. Balears y empató el miércoles 0-0 en el campo del Mallorca B. Había sumado 4 puntos de 6 posibles y apuntaba a sumar tres más ante un rival que en sus dos anteriores visitas al estadio salió derrotado. Pero volvió a evidenciar que cuesta salir adelante cuando no se generan los suficientes impulsos positivos. Sin los aficionados más ruidosos, los partidos en el Camp d’Esports parece que se disputan a puerta cerrada, con un silencio sepulcral solo roto por esporádicos aplausos y escasos gritos de “Lleida, Lleida”.

El equipo intenta alejarse del ambiente tenso que se ha generado alrededor del club, pero a las carencias propias se une la ausencia de apoyos que se suponen “de serie”. La malo no es cuando tienes la sensación de estar solo, lo peor es llegar a creer que de las situaciones negativas se puede salir solo. Una Liga en Segunda B es tan exigente, que hacen falta muchos para sacarla adelante.

El Lleida, animado por sus últimos resultados, salío decidido a ganar. En los primeros 12 minutos encerró al Cornellà y puso cerco a la meta de Marcos. Pero le sigue costando marcar y en fútbol gana quien anota más goles, no quien la toca más. Martí marcó en el minuto 34, pero el árbitro lo anuló por un fuera de juego más que dudoso. Mereció el equipo retirarse al descanso ganando, pero también pudo hacerlo perdiendo si Campos no hubiera estado providencial ane Abraham (39’).

Y en la segunda parte el equipo regresó a su pesadilla. Un balón perdido, una jugada mal defendida y el enésimo error que Gallego no desaprovechó. El 0-1 sumió al equipo en la depresión. Y siete minutos más tarde llegó el 0-2. Sin acierto ofensivo, sin seguridad atrás y con gradas vacías, el play off es una utopía.

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