Triunfo contra otro esperpento

La plantilla del Lleida Esportiu cerró el año venciendo al Brea (1-0) y a la ineptitud y el nuevo despropósito de los hermanos Esteve, propietarios del club, que decidieron de forma unilateral que el partido se jugase a puerta cerrada alegando que no podían garantizar la seguridad, algo que además comunicaron solo cinco horas antes del inicio. Un gol de penalti en el último minuto transformado por Quim Araujo llevó la felicidad a los jugadores y a los aficionados que lograron acceder al Camp d'Esports, escenificando unidos en una piña su repulsa a la directiva. El esperpento vivido superó incluso al de los dos anteriores partidos en los que no había controles de acceso ni seguridad en el estadio. Siguen sin aparecer Albert y Jordi Esteve por el Camp d'Esports, al menos en los partidos, y los capitanes de la plantilla afirmaron tras el encuentro no sentirse representados por los gestores del club. El árbitro reflejó en el acta que al llegar con sus auxiliares al estadio no había nadie del club que les atendiera, mientras aficionados azules protestaban ante las puertas de acceso cerradas y los que vinieron del Brea, que lograron entrar previamente, se solidarizaron con el equipo leridano y sus seguidores, al tiempo que criticaron la dejadez de los propietarios del Lleida Esportiu. El 2021 acaba con la incertidumbre que se cierne sobre el futuro del club.