SEGRE

FÚTBOL UN FAIR PLAY HISTÓRICO

“Ganar así sabe mejor”

La capitana del AEM, Pixu, admite que “nos pudo la honestidad” || Su gesto ejemplar al pedir a la árbitra que anulara un gol de su equipo, que todavía estaba perdiendo, ha dado la vuelta al mundo

La capitana del AEM, Pixu, posa para SEGRE con la Seu Vella al fondo con su inseparable balón en la mano.

La capitana del AEM, Pixu, posa para SEGRE con la Seu Vella al fondo con su inseparable balón en la mano.JORDI ECHEVARRIA

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“No es gol”. Es lo primero que pensó Vanesa Núñez ‘Pixu’, capitana del AEM, cuando en el minuto 36 del partido que el domingo enfrentaba a las leridanas al Logroño, la árbitra Cristina Tortellà hizo subir al marcador una falta directa de Natalia que, en realidad, no había entrado. De hecho, ni Natalia, ni Pixu, ni ninguna de sus compañeras lo celebró. “Es normal que la árbitra dudara, porque el movimiento de la red produjo un efecto óptico”, explica. Admite que, por un momento, pensó que ya les iba bien. Perdían 0-1: “Los árbitros cometen errores y esto forma parte del juego”, dice, pero enseguida entendió que no quería empatar así el partido: “Nos pudo la honestidad”. Con el juego parado por las protestas de las futbolistas riojanas y de su cuerpo técnico, Pixu fue a hablar con la colegiada y con la mayor sencillez del mundo consiguió algo nunca visto sobre un campo de fútbol: que rectificara una decisión ya señalada. Le pidió que anulara el gol, consciente de que significaba seguir perdiendo: “Le dije que todo el equipo estábamos de acuerdo y que, si quería y podía rectificar, que diera saque de puerta y continuara el partido”.Y así lo hizo. “La árbitra fue muy valiente, porque le advertí de que, si nos quitaba el gol, nuestra afición la increparía pero que no hiciera caso, que era una decisión nuestra”. “Me lo estuvo agradeciendo durante los diez minutos siguientes”, confiesa. Pero la primera agradecida con el gesto de la colegiada es Pixu: “Sobre todo, por escucharme en un momento de gran tensión para ella”.

Cosas del destino, en la segunda parte Natalia consiguió, esta vez sí, el gol del empate, y Pixu el de la victoria a cinco minutos del final: “No sé si fue el destino, pero mi madre siempre dice que a las buenas personas les pasan cosas buenas, y es la lectura que sacamos del partido de ayer”, asegura.En lo deportivo, fue una victoria de muchos quilates. El Logroño, recién descendido de Primera y que hace solo once meses disputaba la final de la Copa de la Reina contra el Barça de Lluís Cortés, no había perdido ningún partido fuera de casa, y el triunfo fue vital para las leridanas para afianzarse en la quinta posición, la última que, al final de la temporada, le garantiza la permanencia a la futura Segunda División de un solo grupo.

Pese a lo mucho que se jugaban, Pixu, que no quiere perder ni a los dados, optó por la deportividad: “No queremos que nos regalen nada, y si ganamos que sea porque nos lo hayamos merecido”.El ejemplo de esta goleadora de 29 años que en las 17 temporadas que lleva en el AEM lo ha llevado de la categoría provincial a la antesala de la élite, ha dado la vuelta al mundo: “Me ha sorprendido mucho la repercusión que ha tenido, porque el fútbol profesional es justamente el primero que debería dar ejemplo ante los niños”. En un fin de semana marcado por polémicas como la de Djokovic o la del Betis-Sevilla, ella, que tiene un sueldo infinitamente más bajo, les dio una lección a todos. Y demostró que ‘Pixu’, apodo que le puso su madre porque era la más pequeña del equipo, contrasta con la grandeza de su gesto y con la naturalidad con la que entiende el fútbol: “Parece que desde pequeños nos enseñan a engañar al árbitro. Si ha sido gol, lo ha sido, y si no, a seguir trabajando para marcar más que el rival”. “En realidad es muy sencillo”, concluye.

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