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UNIVERSIDAD SALUD PÚBLICA

Alumnos de Veterinaria y Ciencia y Producción Animal de la UdL se convierten en vigías de la seguridad alimentaria

Unos 300 alumnos de Veterinaria y Ciencia y Producción Animal de la UdL han hecho prácticas en 14 mataderos de Lleida desde el curso 2017-2018, y ayudan en inspecciones a establecimientos e industrias alimentarias

Dos estudiantes de Veterinaria haciendo prácticas en el matadero de Alfarràs.

Dos estudiantes de Veterinaria haciendo prácticas en el matadero de Alfarràs.

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Cuando alguien piensa en un veterinario, generalmente se lo imagina en una clínica curando a mascotas o visitando a animales en una granja. Sin embargo, los veterinarios también tienen un papel esencial en la salud pública y la seguridad alimentaria, puesto que son los encargados de efectuar las revisiones de los animales en los mataderos, ante y postmorten, así como de las inspecciones de industrias y establecimientos alimentarios, como comedores de residencias o colegios, por ejemplo. El doble grado de Veterinaria y Ciencia y Producción de la Universitat de Lleida (UdL) forma a sus alumnos en esos tres ámbitos y en el rotatorio de sexto curso hacen prácticas en clínicas, granjas de porcino, rumiantes y équidos y también en mataderos.

Sobre estos últimos, Mercè Bieto, subdirectora en Lleida de la secretaría de Salud Pública, indicó que desde el curso 2017-2018 se han formado en 14 mataderos de las comarcas de Lleida unos 300 alumnos, que han sido atendidos por 30 veterinarios oficiales de la Generalitat. “Cada estudiante recibe 50 horas de formación, de las cuales tres días a la semana en los mataderos y otros dos acompañan a los veterinarios a inspecciones a industrias o establecimientos alimentarios”. Primero reciben conocimientos teóricos sobre salud pública y después se centran en la parte práctica.

“Resulta una experiencia muy buena para los estudiantes y para los centros que los acogen”, remarca. En los mataderos, en grupos de un máximo de tres, los alumnos aprenden a efectuar inspecciones ante mortem a los animales, revisar que la documentación esté en regla, certificar si son aptos para el sacrificio y que se hace en base a la normativa de bienestar animal y control sanitario y, tras el sacrificio, revisar de nuevo para constatar que son aptos para el consumo humano. Son mataderos tanto de aves como de porcino y de rumiantes y hacen las prácticas en turnos de mañana, tarde o noche.

Además, en las visitas a industrias y establecimientos, aprenden cómo efectuar el control de procesos y alimentos. Francisco Molino, coordinador en el doble grado de la parte del rotatorio sobre salud pública destaca que algunos veterinarios de la Generalitat son profesores asociados en la UdL y ejercen de tutores in situ en el rotatorio. Detalla que, en ocasiones, si los mataderos son pequeños, los alumnos van a un matadero distinto cada día mientras que otras veces hacen todas las prácticas en el mismo.

Destaca que con estas prácticas, que se prolongan unas dos semanas, “los alumnos quedan contentos” y añade que “se les abre una oportunidad”. “Cuando acaban se buscan sustituciones o cubren bajas y preguntan por las oposiciones para ser veterinario de la Generalitat”, afirma. Asimismo, Bieto asegura que “algunos de los alumnos que hicieron el rotatorio los tenemos ya trabajando.

Al ser prácticas al final de la carrera, abren los ojos y ven que es muy interesante, que la salud animal y humana está muy relacionada”. En todo caso, Molino asegura que las prácticas en los tres ámbitos son fundamentales par que conozcan de primera mano todas las facetas de su profesión.

“Esta parte de la veterinaria no se conoce tanto y es muy importante”

Iris, una de las estudiantes de sexto de Veterinaria y Ciencia y Producción Animal, reconoce que al comenzar la carrera muchos solo tienen en mente “un concepto de qué es la veterinaria”, pero tras el rotatorio en el que van a clínicas, granjas y mataderos se dan cuenta de que hay “muchas salidas”.

“Podemos tantearlo todo”, indica. Dice que no se había planteado el ámbito de la salud pública, pero señala que es una parte esencial de la veterinaria. “Igual no se conoce tanto como las clínicas, pero es muy importante de cara al consumidor y a la sociedad porque gracias a estos veterinarios hay una seguridad alimentaria y tenemos una salud pública”, subraya.

Dos estudiantes de Veterinaria haciendo prácticas en el matadero de Alfarràs.

Dos estudiantes de Veterinaria haciendo prácticas en el matadero de Alfarràs.

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