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Una lluvia de excrementos: paseos, calles y avenidas de Lleida llenas de heces de pájaros

El aumento de palomas, torcaces y estorninos en múltiples barrios deja paseos, calles y avenidas
llenas de heces. El ayuntamiento prepara un nuevo contrato para controlar su población

Imatges de la pluja d'exprements a passejos, carrers i avingudes de Lleida- S.ESPÍN

Imatges de la pluja d'exprements a passejos, carrers i avingudes de Lleida- S.ESPÍN

Lleida

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Palomas y estorninos son algunas de las aves que proliferan cada vez más en la ciudad y que durante sus vuelos en bandadas, y especialmente al posarse en árboles, vierten una marea de heces que dañan mobiliario y dejan parques y aceras como un cuadro de Jackson Pollock. Un problema que afecta a barrios como Cappont, Noguerola, Pardinyes, Balàfia y Ciutat Jardí y que, a día de hoy, tiene difícil solución.

Imatge de la vorera del carrer Sant Hilari, vora l’hospital Santa Maria, plens de deposicions -S.ESPÍN

Imatge de la vorera del carrer Sant Hilari, vora l’hospital Santa Maria, plens de deposicions -S.ESPÍN

“A veces parece que estemos en la película de Los Pájaros de Hitchcock” dice con ironía el presidente vecinal de Pardinyes, Joan Torné, que señala que en su barrio los estorninos se posan en zonas como los tejados de la calle Girona o los alrededores del Barris Nord. Lamenta que “dejan la calle que da mania”, y añade que en los árboles de Rambla Ferran pernoctan centenares de estorninos.

En Cappont el problema son las palomas torcaces, que han tomado los árboles de Doctora Castells “y son un problema de imagen, de salud y para la hostelería, ya que es una zona con terrazas y si estás tomando algo allí tienes riesgo de acabar manchado”, dice la presidenta de la asociación de vecinos, Veni Ros.

Su homóloga de Balàfia, Jos Farreny, y el presidente de la FAV, Toni Baró, apuntan que el control de estas aves “es un gran problema porque no tienen depredadores naturales, disponen de alimento abundante y se reproducen mucho. En Balàfia, zonas como el parque de las Magnòlies y la plaza Maria Rossell son un problema y, además de suciedad, generan contaminación acústica”. Baró dijo que “la Paeria mata unas 10.000 palomas al año, pero debe haber un mayor control”.

Imatge d'un banc ple d'excrements a la plaça Maria Rossell

Imatge d'un banc ple d'excrements a la plaça Maria RossellPAU PASCUAL

En Ciutat Jardí, los pinchos que varios vecinos han colocado alrededor de las placas solares de sus casas funcionan para evitar que las aves aniden, pero “la zona del hospital Arnau está muy afectada, aunque ayer estaban limpiando las heces”, afirmó el presidente de la junta vecinal, Ramir Bonet.

La Paeria señaló que tienen identificados los puntos donde anidan de estas aves y que está estudiando la licitación de un nuevo contrato. Este incluiría medidas que irían desde la poda de árboles, limitar las zonas en las que pueden posarse y repelentes, entre otras acciones variarían en función de la zona y de la época del año.

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