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El apagón desnuda la vulnerabilidad de la red eléctrica al año de la gran caída de internet

Una empresa de carpintería de Guissona mantiene su actividad gracias al uso de un grupo electrógeno. - ENDESA

Una empresa de carpintería de Guissona mantiene su actividad gracias al uso de un grupo electrógeno. - ENDESA

Lleida

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“Ha habido un problema de sobrecarga y, sobre todo, de inestabilidad”, explica en experto en energía Antonio Turiel, del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas), sobre el apagón que el mediodía del lunes afectó a la península ibérica, y que puso sobre la mesa la vulnerabilidad del sistema eléctríco.

En el caso de Lleida, esa revelación se ha producido apenas un año depués de que, el 16 de abril de 2023, un sabotaje en una poza de conexión de la red de fibra óptica mostrara otra fragilidad grave: una treintena de municipios del Segrià, Les Garrigues, el Pla, el Urgell, la Noguera y la Segarra con más de 61.000 vecinos, así como a las empresas de los polígonos El Segre y el Camí de les Frares, en la capital, se quedaban sin servicio de internet y/o de telefonía.

En el primer caso nadie acierta a hallar las causas ni las responsabilidades, mientras que en el segundo nunca llegaron a ser determinadas al quedar archivada la investigación. Sí se conocen, sin embargo, las consecuencias, con perdidas millonarias en ambos casos.

Turiel advierte de que eso puede volver a ocurrir. “En la operación normal de la red ocurren cosas como esta. La red debe ser resiliente y adaptarse a estas incidencias”.

“Ceros energéticos ha habido muchas veces, pero la red los aísla automáticamente. Lo que no era previsible fue la magnitud de lo ocurrido. Hemos de aprender de este tipo de incidencias”, señala Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Reovables, que recomienda prudencia en los análisis sobre las causas.

Ferrando llama la atención sobre un aspecto del apagón que está pasando desapercibido: “las nucleares son las primeras que se desconectan y las últimas en conectarse”.

Efectivamente, la nuclear dejó de aportar energía al sistema a las 12.35 del lunes, tres minutos después del incidente, y seguía sin conectarse a las ocho de la tare de de ayer; es decir, que la recuperación se realizó con renovables, que aportaron entre el 47% y el 70% de la energía todo el día, y sin atómica.

“Hace tiempo que estaba sobre la mesa la posibilidad de apagones por la elevada entrada de energías renovables en el sistema”. Con esta frase resume el CEO de Atlas Energía, Néstor Gutiérrez, la situación vivida con el histórico apagón del lunes.

El sistema se basa en casar oferta y demanda, generación y necesidades del sistema, y, en este punto, puso de manifiesto que no se han dado explicaciones de la caída de 15 gigavatios, remarcando que es una situación que no se da de manera natural.

“Si existe un descenso de un gigavatio porque se había hecho una previsión de energía eólica y no hay el viento esperado, se pueden tomar medidas”. En ese momento, indicó, entran en juego los ciclos combinados y la energía hidráulica para poder equilibrar la situación, pero lo del lunes “no es una caída de forma natural”. De hecho, no descartó un problema de ciberseguridad y recordó que hace apenas unas semanas la Comisión Europea alertó de los peligros reales que existen.

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