ANIVERSARIO
¿El franquismo ha muerto?
El jueves se celebrará el 50 aniversario de la muerte de Francisco Franco. Expertos alertan del auge de los discursos que blanquean el régimen entre los más jóvenes a través de las redes sociales

Expectación e incertidumbre. Muchas personas celebraron la muerte de Franco con cava, en privado, mientras se abría un periodo de incertidumbre. Un reciente barómetro del CIS apunta a que el 21,3% de los españoles cree que los años de la dictadura fueron buenos o muy buenos para España. - FONS GÓMEZ VIDAL/ARXIU FOTOGRÀFIC IEI
El 20 de noviembre de 1975, el dictador Francisco Franco moría en su cama. Se abría un periodo de incertidumbre con una oposición que ganaba fuerza pero que batallaba con los reductos franquistas que seguían muy presentes. 50 años después, ganan peso los discursos que blanquean una dictadura que reprimió a la sociedad hasta su último aliento.
Sobre las 10.00 horas del 20 de noviembre de 1975, en los televisores aparecía el entonces presidente del Gobierno Carlos Arias Navarro pronunciando con voz entrecortada la ya célebre frase “Españoles... Franco ha muerto”. El próximo jueves se celebrarán 50 años de la muerte del dictador y el inicio de la Transición democrática, una efeméride en la que los expertos alertan del auge de los discursos que blanquean un régimen que reprimió a la oposición hasta el último aliento, con la proliferación de mensajes que manipulan la historia, sobre todo entre los más jóvenes gracias a las redes sociales. SEGRE repasa con figuras históricas de la época cómo era la Lleida de aquel entonces. El historiador Manuel Lladonosa, que fue dirigente de Reagrupament, recuerda que había una oposición “cada vez más activa” con movimientos políticos, sociales y culturales, incluso con sectores de la Iglesia que se estaban separando del régimen. En contrapartida, señala, “la dictadura no había pasado en vano y había creado intereses y poderes fácticos”. De hecho, remarca que los últimos años de Franco se caracterizan por la represión, con penas de muerte y numerosos signos de violencia. “El núcleo más irreductible del franquismo seguía activo pero había otro que quería adaptarse a los nuevos tiempos”, asegura. Sin embargo, constata que “la gran mayoría de la sociedad vivía ese momento con grandes expectativas de cambio”.
En la misma línea, Magda Ballester, periodista y dirigente del PSUC durante los últimos años del franquismo y la Transición, remarca que, poco antes de la muerte de Franco, los partidos de la oposición habían conseguido constituir una plataforma unitaria que fue la Assamblea de Catalunya, en 1971, y dos años después, la Assamblea de les Terres de Lleida. “Se daban los primeros pasos para hacer actividades unitarias”, señala Ballester, quien destaca “asistencias masivas” a actos como el Festival de la Cançó Popular. “Cuando dabas una pequeña alternativa para poder pronunciarte públicamente, la gente acudía”, indica. También destaca la defensa de las libertades y del uso del catalán, que estaba perseguido, pero recuerda que “la ciudad de Lleida estaba en manos de los caciques” y que los movimientos franquistas contaban incluso con un “brazo armado”.
Pero, ¿qué evolución ha habido en estos 50 años? Según Lladonosa, “se ha hecho una cierta revisión de la Transición pero hay una evolución en determinadas fuerzas políticas que, si se volviera a ese momento, la Constitución habría quedado más cerrada, con lecturas más restrictivas de la automomía o de los derechos”. Por su parte, Ballester asegura que “el franquismo no ha muerto” y pone como ejemplo que en estas cinco décadas, con diferents gobiernos, no se ha disuelto la Fundación Francisco Franco.
Por su parte, el historiador y profesor del INS Josep Lladonosa, Josep Gelonch Solé, abre el debate sobre la posibilidad de “cuestionarnos la salud de la democracia y los déficits que pueda tener” y apunta que, en su opinión, esto se debe a que la Transición y, el modelo democrático, se entendió “como un punto de llegada cuando debería haber sido el punto de partida”. Con la reaparición de la extrema derecha, califica de “muy preocupante” el elevado porcentaje de adolescentes y jóvenes que considera que una dictadura es una buena forma de gobierno e instan a “combatir” estas “ideas manipuladas” con argumentos históricos en los centros educativos. En este sentido, Ballester reivindica la necesidad de contar con un Centre de Reinterpretació de la Guerra Civil i la Posguera. En la misma línea, Gelonch asegura que “no ha habido políticas públicas de memoria democrática, por lo que la herida sigue abierta”. “No quiero una dictadura para los jóvenes, sino una democracia en la que se respeten las ideas y un diálogo real”, defiende José Ignacio Llorens, histórico militante y exdiputado del PP. En su opinión, el Gobierno socialista actual ha generado un “clima de confrontación”, critica la “división” que ha creado Pedro Sánchez y recuerda que en su actividad política ha pactado con todas las formaciones “en beneficio de los leridanos”.