FINANZAS
Entidades sociales de Lleida acceden a financiación vendiendo bonos de CO2
Logran una compensación económica por el bajo impacto ambiental de su actividad

La última edición del Gran Recapte d’Aliments de Lleida tuvo lugar el pasado 8 de noviembre. - SEGRE
Dos entidades leridanas del Tercer Sector, el Banc d’Aliments y la Fundació Sant Hospital de La Seu d’Urgell, han comercializado en la última década mediante bonos del programa público PVComp más de 4.000 créditos equivalentes a otras tantas toneladas de CO2 cuya emisión, según ha certificado por la Generalitat, se ha evitado con su actividad.
Dos entidades sociales de Lleida, el Banc d'Aliments y la Fundació Sant Hospital de La Seu, comercializan mediante bonos de CO2 el volumen de emisiones que evita su actividad o la aplicación de medidas para reducir el lanzamientos de GEI (gases de efecto invernadero).
La operativa, poco explorada en el llamado Tercer Sector, el que integran las entidades focalizadas en áreas de bienestar social al margen de las administraciones y el mercado, abre una vía para mejorar la financiación de esas asociaciones, fundaciones y oenegés desde, precisamente, la Administración y la empresa privada, que adquieren esos bonos para equilibrar el sobrante de gases de efecto invernadero que no llegan a compensar mediante otras acciones como la reforestación de terrenos, el despliegue de instalaciones de energías de fuentes renovables, la mejora de su eficiencia energética o la financiación de dispositivos de captura de carbono.
El Banc d’Aliments de Lleida es la entidad que más ha explorado esa vía, ya que ha participado en dos de las convocatorias del programa PVComp de la Generalitat. En la primera, desarrollada entre 2017 y 2022, colocó bonos por 1.636 créditos equivalentes a otras tantas toneladas de dioxido de carbono y en la segunda, iniciada en 2022 y que sigue abierta, lleva canalizados 1.604. La suma se aitúa ya en 3.240.
Las dos participaciones están vinculadas a la “gestión de excedentes de alimentos” para evitar el “desperdicio alimentario”. Se trata del núcleo de su actividad, que tiene su mayor proyección con el llamado Gran Recapte, en el que una malla de voluntarios recoge comida donada por los clientes de los supermercados, aunque la canalización hacia hogares con necesidades de alimentos que iban a ser desechados, ya sean sobrantes de la industria o mermas del comercio, se mantiene a lo largo de todo el año. La funcionalidad del Gran Recapte es hacer acopio de cara al invierno.
PVComp reseña que esa actividad “implica una reducción de las emisiones de GEI a la atmósfera, ya que los alimentos serán aprovechados por personas que pertenecen a colectivos vulnerables, y por lo tanto no hay emisiones asociadas a la gestión de la comida como residuo”.
La Fundació Sant Hospital participó en el programa con dos acciones entre 2016 y 2022 que le permitieron comercializar un total de 1.045 créditos de CO2. El grueso de ese volumen se concentró en la utilización de una caldera de biomasa (1.036), mientras que el uso de un coche eléctrico le generó otros nueve bonos.
“Uno de los proyectos consiste en la sustitución de las calderas de gasoil utilizadas para los circuitos de calor del hospital por una caldera de biomasa alimentada con astillas forestales de proximidad”, señala la documentación de PVComp, que concluye que “el proyecto implica una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, ya que se reduce el consumo de combustibles fósiles”.
El otro proyecto, señala, “consiste en la sustitución del vehículo de gasoil por un vehículo eléctrico alimentado por electricidad 100% renovable” que “realiza el mismo servicio” que cubría el reemplazado, consistente en realizar “desplazamientos al punto limpio de La Seu d’Urgell” para eliminar residuos y trayectos de “reparto de comida” dentro de su programa de atención domiciliaria.
“El proyecto implica una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, ya que se reduce el consumo de combustibles fósiles”, concluye en este caso.
Hay una tercera participación de origen leridano en el programa de compensación de emisiones, aunque no se trata de una entidad del Tercer Sector sino del ayuntamiento de Sant Llorenç de Morunys (Solsonès), que comercializó 114 créditos equivalentes a otras tantas toneladas de CO2 gracias a su proyecto de “mejora del comportamiento energético de los edificios” municipales.