Como en una nube

Ocurre, en ocasiones, que los seguidores más ortodoxos del jazz no acaban de verle el peso a las manifestaciones evolucionadas de este género cuyas armas distintivas más identificables son los instrumentos electrificados y un sonido en demasiado amplificado. Hablo del llamado free-jazz surgido a mediados de los 60 y a su ramificación natural que más adeptos atrajo en la década siguiente, tanto músicos como aficionados: el llamado jazz-rock. A mí, sin considerarme un aficionado radical, sí que me ocurre a veces, acudir a un concierto con la mosca detrás de la oreja, preguntándome qué me encontraré y si el espectáculo me satisfará, sobre todo con formaciones desconocidas o casi, de las que sí sé que practican esa clase de jazz, bastante alejada de los cánones más aceptados por el público natural del jazz (incluyo aquí el be-bop como ejemplo clásico de sonoridad, faltaría más…). Pues con Gonzalo del Val hay que atarse los machos con sus facultades y esa capacidad enorme para navegar por toda clase de mares sonoros procelosos. Los últimos años ha logrado una sonoridad propia marcada por su condición de baterista y por ejercer de líder de formación aportando piezas propias o arreglando estándares de forma espectacular. En esa línea de progreso continuo, el de Miranda de Ebro marchó a Dublín para impregnarse del ambiente musical del lugar y congeniar con su gente, dando una nueva vuelta de tuerca a su jazz gracias a este Irish Trio que tanto y bien me ha sorprendido. Debo reconocerlo... Salí del local como en una nube pues el show de Del Val junto a Ronan Guilfoyle (bajo eléctrico) y a Michael Buckley (saxo) fue muy, muy hermoso. Pura adicción.