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“Si salgo de aquí, mi primer hijo se llamará Llibert”. Y Joan Tarragó, vecino de El Vilosell deportado a Mauthausen, logró sobrevivir a la barbarie. En el campo de concentración se dedicó a crear una biblioteca clandestina que era un poco de vida en ese infierno. Su hijo Llibert, conocido activista y editor, asistió ayer al emotivo acto de homenaje a su padre que se hizo en Les Garrigues, aunque el protagonista fue “Llibert petit”, según lo bautizó el president Quim Torra, un niño de Lleida que se llama Llibert por Llibert Tarragó y que fue el encargado de donar a la biblioteca La Clandestina uno de los libros que Tarragó escondió en el campo. La música corrió a cargo de Marina Rossell, vicepresidenta de Amical Mauthausen, que cantó a capella y puso en pie a todo el pueblo.

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