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En Cuatro se han pensado que todo el monte es orégano y se han sacado de la manga un programita (de lunes a viernes a las 15.50 horas) llamado Hazte un selfi, pensando que al ser de parecido formato, repetiría el éxito que está teniendo en la franja de noche First Dates. Y no. Por muchas razones. Lo de las primeras citas con cámara y micros abiertos en un restaurante de atrezzo tiene su qué. Carlos Sobera le pone su toque distanciador y el casting está trabajado. En cambio, lo del selfi tiene que competir con el ya consolidado Zapeando de La Sexta. Y su presentador, Uri Sabat, podrá ser un influencer de éxito pero en la tele no da. Y basarlo todo en el potencial público enganchado a las redes sociales, se ve que tampoco. Se trata de un talk show al que se le da protagonismo a los millennials, jóvenes nacidos a partir de los 90, y que destacan como youtubers e instagrammers. El resultado es un pastiche muy poco atractivo que, a base de revestirlo de modernidad, nos retrotae a programas del tipo El diario de Patricia. Y eso es ya antiquísimo.En Cuatro se han pensado que todo el monte es orégano y se han sacado de la manga un programita (de lunes a viernes a las 15.50 horas) llamado Hazte un selfi, pensando que al ser de parecido formato, repetiría el éxito que está teniendo en la franja de noche First Dates. Y no. Por muchas razones. Lo de las primeras citas con cámara y micros abiertos en un restaurante de atrezzo tiene su qué. Carlos Sobera le pone su toque distanciador y el casting está trabajado. En cambio, lo del selfi tiene que competir con el ya consolidado Zapeando de La Sexta. Y su presentador, Uri Sabat, podrá ser un influencer de éxito pero en la tele no da. Y basarlo todo en el potencial público enganchado a las redes sociales, se ve que tampoco. Se trata de un talk show al que se le da protagonismo a los millennials, jóvenes nacidos a partir de los 90, y que destacan como youtubers e instagrammers. El resultado es un pastiche muy poco atractivo que, a base de revestirlo de modernidad, nos retrotae a programas del tipo El diario de Patricia. Y eso es ya antiquísimo.

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