Imprescindible Serrador

Ni tan siquiera vamos a valorar si el Imprescindibles que TVE dedicó el lunes a Narciso Ibáñez Serrador está bien, que lo estaba, o mal. Da igual. Lo importante es que el ente público ya estaba tardando a dedicarle un programa en profundidad a la figura de uno de los profesionales que más han hecho por la televisión de este país.

Aunque nacido en Montevideo en 1935, con diez añitos se trasladó a España y desde entonces no se ha movido. Ver el programa era recordar la historia televisiva española y lamentar que quizá, las nuevas generaciones no conozcan la obra de este verdadero genio que fue capaz de acongojar a toda una generación, la mía, con aquellas Historias para no dormir de dos rombos (aviso para navegantes para niños díscolos que no se querían ir a la cama), en blanco y negro, decorados de cartón piedra y con adaptaciones de clásicos del género o textos originales.

El hombre que consiguió para TVE su primer premio internacional con El asfalto en 1967 fue capaz de crear la madre de todos los concursos y el Un, dos, tres, jamás superado hasta el momento.