La elegancia hecha actor

De acuerdo. Cary Grant y David Niven llevaban el smoking aún mejor que él (el frac queda para Fred Astaire) pero fiel a la escuela británica, Roger Moore (Londres, 1927 – Crans-Montana, 2017) paseó su innata elegancia por la pantalla grande y también por la pequeña a lo largo de su carrera artística.

A Moore siempre le recordaremos como el actor que tuvo que sustituir a Sean Connery –lo de George Lazenby fue una penosa anécdota– en el rol de James Bond. Durante siete entregas, entre 1973 y 1985, fue la nueva imagen del agente 007 con licencia para matar suavizando su personaje, sin dejar de ser letal e infalible seductor, con un toque de ironía, humor british y mucho más glamour.

Pero en televisión, Roger Moore siempre será Simon Templar en la serie El santo, creada por Leslie Charteris, y que triunfó en todo el mundo entre 1962 y 1969 –nada que ver con la infumable adaptación cinematográfica que protagonizó Val Kilmer– como el ladrón que robaba a los malos, e incluso como Lord Brett Sinclair en Los persuasores junto a Tony Curtis en 1971.