BOIG PER TU
Más VAR y menos bar

La jugada de la expulsión de Lenglet.
Jardiel Poncela lo ponía en boca del Supremo Hacedor del Antiguo Testamento en su magistral novela La Tournée de Dios (lectura que me permito recomendar, parafraseando al maestro, a la clase política y a los imitadores de artistas de cabaret). “Ansiáis tener una ley y tan pronto la tenéis ya pensáis en derogarla.” Pues eso es lo que está ocurriendo con el VAR. Nos rasgábamos las vestiduras pidiéndolo para poner coto a las teóricas injusticias arbitrales y ahora ya no nos gusta cuando su veredicto, que debería ser inapelable, no se ajusta a nuestros deseos y preferencias. Eso era algo que se veía venir porque forma parte del ADN carpetovetónico. Esto es. El VAR es bueno cuando nos da la razón y un error en cuanto nos la quita, El pospartido del Barça-Girona se convirtió en un gigantesco BAR en el que supuestos y ecuánimes analistas se convirtieron, según sus colores, en partidarios o detractores de la tecnología aplicada al fútbol. Oyendo radios, viendo la televisión y leyendo periódicos este lunes, la verdad, por momentos sentí verdadera vergüenza ajena.