Empachados de 'MasterChef'

La mayoría de los seguidores habituales del talent culinario MasterChef tiene la misma sensación de pesadez de estómago y somnolencia que sentimos la práctica totalidad de los mortales después de las comidas o cenas de Nochebuena, Navidad, Sant Esteve, Nochevieja, Año Nuevo o Reyes. Ni los canelones, rostits, sopa de galets, besugo al horno, cochinillos, cordero más turrones y roscón bien regado con buen vino y cava habían conseguido tal grado de hartazgo como el provocado por TVE, empeñada en quemar, si es que no lo está ya, el concurso. En 2021 nos hemos tragado (vale, tienen razón, con no verlo estamos al cabo de la calle) la novena temporada de su edición normal con aspirantes a chef anónimos; la sexta de la versión Celebrity, la novena con los niños entre fogones (por cierto, recortada a base de bien por su pésima audiencia) y ahora vamos a por la segunda con cocinillas de la tercera edad, en su acepción abuelos.

¿Es que nadie en la casa se ha dado cuenta de que más de lo mismo termina por acabar la paciencia al mismísimo Job, salvo que esté en Mediaset?.