Más ágil que emocionante
Para ejemplo de otras galas semejantes como los Goya o los Gaudí, la del Balón de Oro desde el Théâtre Du Châtelet en París resultó, en general, ágil, entretenida y algo menos emocionante, básicamente porque apenas hubo sorpresas, más allá de colocar a Pedri en el puesto 11 de los candidatos cuando, perfectamente, podría haber optado, ¿por qué no?, al número uno. Laporta se fue a dormir la mar de satisfecho porque su Barça, con cuatro galardones, fue, junto al PSG, el gran triunfador de la noche. Tiene su qué la gala que organiza France Football. El Madrid volvió a plantarla por segundo año consecutivo y por el escenario pudimos constatar cómo han pasado los años, en algunas más que otras, por otra hora de estrellas en el césped y fuera de él: Gullit, Iniesta, Buffon, Ronaldinho o Figo. Lo peor, el cántico del padre de Lamine, celebrando por anticipado el triunfo de su hijo, que llegó a desconcertar a Ronaldinho antes de abrir el sobre. Lo mejor, la complicidad del futbolista con su madre, y sobre todo con su abuela, presentes ambas en el patio de butacas. Y todo resuelto en un par de horas.