¡Menudo Mundial nos espera!
En casa aún no se nos ha pasado la sensación que nos produjo asistir, a través de la televisión, claro, al sorteo del Mundial del próximo año, más allá del galimatías de confeccionar doce grupos de cuatro equipos, con selecciones incompatibles y sin saber la totalidad de los participantes (faltan por decidirse aún las repescas). Con México y Canadá, como convidados de piedra pese a ser coorganizadores, el acto se convirtió en un gesto de patético vasallaje de la UEFA a Donald Trump con su presidente, Gianni Infantino, como sumo sacerdote imponiéndole al jefe el premio de la Paz de la organización futbolera que representa. Ya sabemos que tanto UEFA como FIFA son muy dados, a cambio de dinero, a conceder a cualquier país que ningunee derechos humanos y libertades ciudadanas la organización de acontecimientos deportivos de primer nivel pero podrían disimularlo bastante mejor. Ver a Trump bailando el Y.M.C.A. con Village People en el escenario figurará ya en la antología del ridículo de la historia de la televisión. Miedo nos da saber qué nos espera aún del próximo Mundial.