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Tomar el control de nuestra vida

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Todos queremos alcanzar el éxito. Por desgracia, algunos buscan el éxito en sitios donde nunca ha sido encontrado: 1) Pretender que las cosas exteriores se adapten fielmente a mis deseos 2) O, peor aún, pretender que las otras personas se comporten como a mí me gustaría.

Por el contrario, el éxito es algo que hay que buscar más adentro que afuera de uno mismo. O, por decirlo sin rodeos, el éxito personal depende exclusivamente de nosotros mismos, no del mundo exterior.

Para lograr el éxito en cualquier faceta de tu vida tienes que seguir en todo momento un objetivo bien definido que te lleva efectivamente a aquello que deseas.

Esto implica no tener sólo una idea vaga o general de lo que pretendemos conseguir, sino tenerlo presente de forma concreta y clara en nuestra mente. Algo similar a dedicar la memoria RAM de nuestra mente completamente a ese objetivo: verlo, oírlo, sentirlo y gustarlo de una forma tan viva como si ya lo hubiéramos conseguido.

Por el contrario si sólo ponemos nuestro objetivo en una lista, sea en una libreta de papel o en un medio electrónico, lo único que nos estamos diciendo a nosotros mismos es: “Eso es algo que tengo que hacer, cuando tenga tiempo y haya finalizado todo lo que está antes en la lista.”

Sin embargo, si configuramos nuestra mente y nuestros sentidos para imaginar y sentir el objetivo a conseguir ahora, lo que estamos haciendo es ordenando a nuestro cuerpo que lo alcance.

Nuestro inconsciente sabrá ya claramente lo que buscamos y no parará (el subconsciente trabaja las 24 h, festivos incluidos) hasta detectar y encontrar la manera de conseguir aquello que le hemos ordenado que consiga.

En definitiva, el éxito no consiste en hacer cosas externas. El éxito consiste en tener claramente en la mente la imagen de qué es lo realmente quieres, por qué lo quieres y tener definida una estrategia clara y realista para conseguirlo. Si lo describimos por etapas, éstas serían: 1) Crea una visión de tu objetivo realizado que te motive mucho para conseguirlo 2) Sigue un plan lógico que te permita medir tus avances y conseguir objetivos intermedios.

Muchas personas no consiguen sus objetivos, sencillamente porque no han sabido explicarse a sí mismos el porqué lo quieren de una forma suficientemente motivadora. Es evidente que la sola actividad sin un propósito no lleva a resultados positivos.

Baste un ejemplo para significar lo que digo. Una misma tarea a realizar es más atractiva si la percibo como “algo que yo quiero realmente hacer”, que si la percibo como algo que “yo tengo que hacer”. La intensidad de la fuerza motivadora no reside esencialmente en la cosa en sí misma, sino en la visión que yo me construyo de ella. Y esa creación de la visión de lo que queremos conseguir depende, siempre, de nosotros; no del mundo exterior.

Por lo explicado, se ve necesario el abandonar viejas formas de hacer que no nos han reportado los resultados de éxito que anhelamos y pasar a esta nueva forma de ver las cosas.

“El éxito no depende de los instrumentos de que disponemos, sino del enfoque que le damos a lo que tenemos.”

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