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Opinadores interesados

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En nuestra sociedad es habitual criticar al que hace. Basta con salir a la calle y observar a los que contemplan una obra. Unos diciendo que habría que ensanchar por la derecha, otros que si primero por el centro; sin conocer el plano de la obra cuestionan la construcción que dirigen sus técnicos. Lo mismo ocurre en miles de situaciones. ¿Cuántas veces hemos ido a un restaurante que no nos gustó? A la salida comentamos que deberían cambiar la música, poner más luz o cambiar la carta. Podemos opinar y en todo caso no volver más si así lo decidimos. Con un libro, una película o una obra de teatro sucede lo mismo. Por otro lado hay quien decide emprender, innovar o escribir novelas, y utilizan la opinión de sus clientes para mejorar. Así por ejemplo es magnífico leer lo que se escribe en plataformas como Tripadvisor sobre los restaurantes. A los usuarios nos orienta a elegir mejor. Pero no se le puede pedir a un restaurante mejicano que ponga suave música francesa, o en una hamburguesería pretender comer un jugoso rodaballo al horno. Con la política sucede algo parecido. Muchas de las voces que opinan a diario son de parte. Lo es la mía representando a un partido de centro, constitucionalista, reformista, liberal y europeísta, y lo son la mayoría de tertulianos y columnistas. En este punto, por tanto, cabe distinguir entre las opiniones legítimas y las críticas maliciosas. Esas que no son críticas leales, sino interesadas. Estos días, muchos se pasan el día anunciando el fin apocalíptico de Ciudadanos. Los que definen el rumbo de la empresa son los que forman parte de ella, no los del negocio del local de al lado. Que los dirigentes de un partido soliciten a Ciudadanos que hagan lo que a ellos les conviene es tan legítimo como ridículo. El que quiso a los partidos de los lazos pudo votarles. El que no los quiso tenía otras opciones. El que se hizo un lío y votó pensando que quería lo que otros no querían pensando que quizá luego sí pero no, perdió su ocasión. El menú de la fiesta de Sánchez ya está pactado y decidido desde hace tiempo, aunque algunos editoriales digan lo contrario. El que quería gobernando al Sánchez que pacta con Bildu pudo hacerlo. Todo lo demás es ruido intencional de opinadores interesados.

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