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La muerte de la gestión del tiempo

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Energía o Tiempo?, he a

quí la cuestión. Trabajar no solamente se trata de tomar decisiones acertadas, también significa cómo gestionamos nuestro tiempo y energías individuales o grupales y en cuándo lo hacemos. ¿Cómo hacemos para que esto suceda más a menudo? A veces el problema no es la falta de tiempo sino la falta de energía. Cuando nos sentimos bien podemos avanzar rápidamente en diferentes proyectos, pero cuando estamos cansados o no estamos inspirados pasan las horas y no logramos dar lo mejor de nosotros mismos. En el mundo empresarial, se habla mucho sobre la importancia de gestionar el tiempo y damos mucha formación al respecto, pero ¿estamos acertados? ¿O nos hemos quedado anticuados? Para transformar organizaciones, creo que debemos cambiar el foco a la energía y no tanto al tiempo. Todas las organizaciones se componen de personas. Hoy día nos encontramos los problemas derivados de entender la productividad: sin ir más lejos, el síndrome de burnout o del trabajador quemado, así como también los workaholics, personas que solo piensan en trabajo, hasta el punto de que afecta a su vida personal. Esta fatiga, reduce la implicación, afecta a la cultura de la organización y aumenta la tasa de rotación de los trabajadores. En este contexto, ¿cómo pueden las organizaciones mejorar, si su principal recurso no se encuentra también en un flow state? La tendencia común a extender las horas de trabajo en respuesta a los aumentos de carga no es una estrategia ganadora ni eficiente. Lo mismo sucede con la energía. La energía, por definición, es la capacidad que tiene un cuerpo, una sustancia o un sistema físico para hacer un trabajo. Una de las primeras veces que se habló de este principio (“gestionar primero la energía, y después tu tiempo”) lo encontramos en el libro The Power Full of Engagement, del experiodista de The New York Times Tony Schwartz. Una correcta gestión de la energía personal permite liberar tiempo para otras tareas que no sean el trabajo, aumentar el rendimiento y alcanzar así el flow state: un estado de total involucración, enfoque y energía en una determinada actividad. Esta gestión supone un equilibrio entre el desgaste y la recuperación de la energía. El equilibrio es posible cuando se adquiere la capacidad de transitar entre los estados de enfoque y de involucración total –sprint– y los estados absolutos de abstracción y de descanso.

De hecho, durante el día deben tomarse varios momentos de descanso que, sean una verdadera abstracción del trabajo en desarrollo. Solo así el cuerpo y la mente podrán recuperarse para entregar con eficiencia y calidad en los momentos de concentración. No hay un cuerpo sano sin una mente sana. Así pues, el ciclo de mejora individual solo se logra mediante la combinación de varios componentes, entre ellos el ejercicio físico, la dieta equilibrada, la nutrición, el tiempo de descanso necesario y las horas de sueño. Asegurando estos comportamientos positivos para el componente físico es posible absorber una mayor cantidad de energía, esencial para alimentar los momentos de sprint.

El control de la gestión de la energía es la clave en los entornos VUCA (volátil-incierto-complejo-ambiguo), como los que estamos viviendo, y los neuro-líderes son los agentes del cambio para transformar las organizaciones y focalizar todos los esfuerzos en la dirección adecuada, manteniendo el foco en los momentos de máxima energía, así como consiguiendo altas cuotas del rendimiento y desempeño de sus equipos.

Gestiona primero tu energía y, a continuación, tu tiempo.

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