La culpa es del rayo
Y NO... NO NOS REFERIMOS al simpático equipo vallecano, sino al fenómeno atmosférico, pero en cualquier caso no es de recibo que el Benfica-Chelsea del sábado, octavos de final del insustancial Mundial de Clubes (salvo por la mordida económica, claro está) durante más de cuatro horas, tras comenzar puntualmente a las diez de la noche. De acuerdo, los protocolos son los protocolos y que más vale prevenir que curar. Lo aceptamos. Como el hecho de que buena parte de los estadios en los que se disputan están descubiertos. Pero si la organización consiente en que se jueguen partidos a 33 grados a la sombra, ¿han de aplazarlos cuando cae un rayo, sí un rayo, a una distancia de doce kilómetros del terreno de juego? Cada vez que cae uno supone media hora de aplazamiento. El sábado, ya en domingo, hubo hasta tres. Y convendría no olvidar que el próximo verano se disputa un Mundial en idénticos escenarios.